martes, 5 de julio de 2011

OCASO

Es lo mismo que en el ocaso, en el momento exacto cuando no hay horizonte y el sol se funde con los resquiebres del mar: La cara de lo divino.
Y los llamados de las sirenas vaciàn el aire, obligando a los mil marinos a naufragar sin más en las fantasías desquiciadas de los arrepentimientos provocados por el descenso inminente de la lasciva, cuando se retoma la conciencia de los actos y se denota el peligro escondido tras unos besos entregados porque sí, y por sobre todo, cuando se sabe de la caducidad de lo que no puede seguir... cuando es roto un corazón.
Se siente el centelleo enceguesedor de un no rotundo que se confunde en un quizás después. Tonto de aquel que lo crea, tonta yo, por haber apostado mi vida en el hecho y haber perdido, por jugar a tientas un juego sin reglas que terminará con una venganza maligna en nombre de a los que nos han desarmado antes de empezar la batalla.
Así como llegó... se puede ir.....


ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER

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© Francisca Kittsteiner, 2008 - 2009.
- Franykityzado por Klaus, ©2009.