viernes, 7 de agosto de 2015

EL OPROBIO





Siendo que el tiempo entre nosotros no pasa.
Siendo que conversar se hace fácil.
Siendo que para ti mi corazón.
Siendo tan difícil decirte lo que trato.


Aquí estoy, en el calabozo oscuro de la incertidumbre.
Si me muevo, muero y si no también.
Lo único que me salvaría sería tu voz,
Pero cómo sabrás lo que ocurre si soy muda.


Cómo sabrás de las ansias repletas de deseo por ti,
Si hay que mantener la compostura
Obligándome a permanecer estoica y cuerda,
Pese al desperdicio inherente de un tú conmigo.


Siendo que ya pasamos el límite que marca una amistad,
Siendo que el día no comienza hasta oír tu voz,
Siendo que hay pesadillas sin un adiós,
Por qué ninguno de los dos arriesga ni un alfil.


Siendo que la tierra y el cielo, si lo quieres,
Siendo que una vida te ofrezco cargada de locura,
Siendo que el rumbo de colisión se predijo tiempo atrás,
Siendo que sin ti, la muerte se asoma.


Cómo decirte sin pronunciar palabra
Que siendo por ti mi futuro a cambio,
Con tal que te quedes un rato y conversemos sin tapujos,
Del oprobio sin explicación al verte partir.





ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER 

SÍ, AÚN TE AMO


Son los ojos verdes de un recuerdo lancinante a medio olvidar que trae desde los escombros un romance en continuos suspensos. Las jugarretas de criptas oscuras cargadas de muerte tras consumirse la vida pendiente de un beso que nunca llegó. Los suspiros prohibidos aglutinados como cáncer en torno a un antes y un después. El desahucio sin miramientos de mi juventud desperdiciada en tus manos por las noches. Las miles de noches que no dormiré contigo... Las miles de noches que no dormiré...
Es el nombre y apellido y la firma de letras fugaces que desatan los torbellinos de lujuria caducada. El deseo disoluto de pecar a conciencia tras haber probado el éxtasis. El nombre y el apellido de mis pesadillas, el título del gran capítulo de mi vida, a quien hay que culpar de mi muerte prematura. A esos ojos verdes...
Aquel que me robó el aliento una mañana de junio tantos años atrás, y aún no lo devuelve haciendo impoluto el aire, tan puro que es difícil respirar con los paroxismos frecuentes de imágenes de tiempos mejores marcados en sepia, donde un tú y un yo eran tan improbables como si tú y yo ahora, en una madrugada de junio tantos años desde entonces, pero con conocimiento de causa sobre los rituales tácitos que dejan las miradas con ordenes de cobrar venganza, recuperar las lágrimas perdidas, sin embargo, no de tristeza, sino más bien, de desperdicio de tiempo.  Desperdicio de reencarnaciones enteras tratando de alcanzarnos en una esquina del camino, quizás cuando la tierra fue plana y ahora que es redonda, los afanes caducaron como mis ganas incontenibles de condensar mis gritos desesperados en petequias multicolores desplegadas en el cielo cuando cae la tarde y hay amenaza de tormenta por el poniente... Así que si, aún te amo.

ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER 
© Francisca Kittsteiner, 2008 - 2009.
- Franykityzado por Klaus, ©2009.