viernes, 17 de marzo de 2017

APOCALIPSIS






Llueve y Dios se ha enfurecido conmigo y sus gritos son los truenos que escucho allá afuera, mientras  las luces de los relámpagos,  se convierten en sinapsis tardías de pensamientos eclipsados por postergar lo inevitable, el momento preciso en que ya no haya que ocupar palabras y el sueño por fin sea relegado al olvido… Cuando yo sea valiente y escuche la voz tortuosa de las nubes, tome su llanto para bañar la piel del objeto de mis males, esos ojos cansados de camuflarse con los otros y de cargar con los zafiros del faraón bajo las cejas, ahí recién, resucitaran los Fénix. 

Han pasado años y sólo ahora creo entender lo que me dicen las estrellas con su centelleo afanoso a través de las cortinas tiznadas de tantos cuerpos quemados tras perder la guerra diez mil veces antes de volver a respirar.  Me dicen que sea asertiva y pelee por la escafandra dorada que me han robado desde el resguardo de mis aposentos, que mate si es necesario, todo con tal de obtener lo que por ley es mío, pero que mucho no importa, porque ya rondan los ladrones disfrazados de mendigos que pretenden tomarla cuando yo desista de mis afanes de permanecer siempre despierta. Cuidando. Asechando. Queriendo…Pero desde lejos...Él miró al vacío. ¿En qué piensa el vampiro?

Flaqueza atormenta, pero cansa en demasía mantenerse siempre a la defensiva... ¿Por qué?  ¿Qué  hay que esperar? La seguridad cuesta manterla.


ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER 

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© Francisca Kittsteiner, 2008 - 2009.
- Franykityzado por Klaus, ©2009.