Despertar en las noches inundada
en llanto,
Cuando la conciencia se jacta
de mi soledad intermitente,
Y sé que es mi culpa porque
nunca fue normal amarte tanto
Y traerte aferrado como un
cáncer latente.
Trato y lo digo, de dejarte a
la deriva de mi olvido
Naufrago ebrio de romance
lascivo y abrazos,
Para desterrarte de mí y
exorcizarte de lo vivido,
Rompiendo los cristales
frágiles que contienen nuestros lazos.
Ya no escucho canciones de amor
correspondido,
Porque en todas ellas tu voz dulce
y amarga abunda,
Haciendo sangrar a mi amor
entre indiferencia escondido,
De tu imagen con ojos de marea
profunda.
Amor mío, vete para poder amar
a otro, tras la larga espera,
Quita tus manos de mi piel
acaramelada con rosas amarillas,
Desaparece de mi sueño donde tu
poderío prospera,
Y no me vuelvas a besar porque
tus labios son cuchillas.
Te prohíbo, amor mío, cruzarte entre mis deseos
bamboleantes,
Sacudir con tus dedos mis
penurias y el dolor ingrato.
Quiero reír, no por ti, sino
por las esperanzas cautivantes,
De vivir sin andróminas
repletas de miedo barato.
Ya no quiero quererte de esta
forma invisible,
Porque duele más que la muerte
a tientas y peligrosa,
Dejando exangüe a mi voluntad
hasta lo insostenible,
Por culpar a mí nombre por tu angustia
culposa.
¿Es verdad que no esperas mi
deceso prematuro?
¿Ni anhelas que deje de
respirar por mala fortuna?
¿En serio me quieres dentro de
tu futuro?
¿Por qué hay tanta mierda en
toda esta tortura?
Siempre digo que será la ÚLTIMA
vez que te escriba algo,
Pero sigo dedicando mis
palabras a quién no vale la pena,
¿Podrá ser esta la ocasión en que
encuentre tranquilidad en el letargo,
O me continuarás asechando como
quejumbrosa condena?
ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER