jueves, 20 de septiembre de 2018

EL ABISMO




Un vaho conocido apareció de pronto al ponerse el sol: Un sentimiento oscurecido con el correr de los años, antes tan brillante e imponente como hoy hecho cenizas.
Hubo dolor en mi corazón entonces.
La sensación de vacío fue tal que me perdí entre el llanto... y no supe porqué.

Estuve sola, frente a la inmensidad.
Estuve sola, con el peso del mundo en mis hombros.
Estuve sola, de cara a las torpezas que cometí.

Tuve frío, hambre y miedo.

Nadie apareció para decirme que todo iba a estar bien. Nadie apareció  para abrazarme. Fue ahí, cuando más te eché de menos.

Una canción ancestral sonaba de fondo, bamboleando los recuerdos detenidos en el tiempo, sin la suficiente fuerza como para revivirlos de un golpe, pero minuciosa para desvelarme el descancio. Fui aire y burbujas, disolviéndome despacio con el agotamiento de cada corchea, dejando escapar mi pensamiento hacia dónde sea que estés.
Fui agua condensada en el cristal, cayendo irremediable hacia lo profundo de un anhelo, que al final de cuentas, lo mismo condena, como entrega vida.

Fui, de pronto, un rencor tan grande, que comencé a consumir sueños ajenos.

ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER 

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© Francisca Kittsteiner, 2008 - 2009.
- Franykityzado por Klaus, ©2009.