El olor del viento cambió de pronto y un escalofrío conocido recorrió mi
piel en dos segundos obligándome a detener la marcha pues sabía del asecho.
Un recuerdo vehemente se levantó desde las cenizas esparcidas en la eternidad y el misterio atiborrado de la noche de San Juan debutó al caer el sol cuando todavía estaba lejos de la fecha; te extrañé de golpe, te volví a amar a ciegas sin tenerte y ante mis ojos reaparecía la magia de la casualidad invocada a la fuerza, el mismo hechizo que nos hace encontrarnos en todas las resurrecciones desató ataduras nuevamente en esta vida. El sello de mis poderes se rompió justo cuando el calor de media tarde hacía sucumbir el asfalto de las calles y algo, no sé qué, me transportó 10 años en el tiempo: Ahí estaba, caminando por la misma avenida, pero contigo, de la mano, prometiéndome la inmensidad del mundo y tu amor incondicional.
Hace media vida no había vuelto a pensar en ti. Mis sentidos dejaron de buscarte en cada esquina y hubo paz y aburrimiento sin ti rondándome la conciencia, hasta ahora.
Pasó la noche tormentosa, con tu voz polizona en cada quimera invocada por cansancio… Sigue tan clara y tan insinuante como en esos años, cargada de melancolía, amor y sexo. Estás tan lejos de mí.
Un recuerdo vehemente se levantó desde las cenizas esparcidas en la eternidad y el misterio atiborrado de la noche de San Juan debutó al caer el sol cuando todavía estaba lejos de la fecha; te extrañé de golpe, te volví a amar a ciegas sin tenerte y ante mis ojos reaparecía la magia de la casualidad invocada a la fuerza, el mismo hechizo que nos hace encontrarnos en todas las resurrecciones desató ataduras nuevamente en esta vida. El sello de mis poderes se rompió justo cuando el calor de media tarde hacía sucumbir el asfalto de las calles y algo, no sé qué, me transportó 10 años en el tiempo: Ahí estaba, caminando por la misma avenida, pero contigo, de la mano, prometiéndome la inmensidad del mundo y tu amor incondicional.
Hace media vida no había vuelto a pensar en ti. Mis sentidos dejaron de buscarte en cada esquina y hubo paz y aburrimiento sin ti rondándome la conciencia, hasta ahora.
Pasó la noche tormentosa, con tu voz polizona en cada quimera invocada por cansancio… Sigue tan clara y tan insinuante como en esos años, cargada de melancolía, amor y sexo. Estás tan lejos de mí.
Cambió el olor del viento, ahora venía
plagado de recuerdos cuando todavía resguardabas mis miedos amor, cuando aún existía
la ilusión de un mañana resplandeciente con tus ojos mirándome al despertar ¿Dónde
estarás? ¿Qué será de tus huesos? ¿¡Por qué no vienes por mí!?
Dijiste nunca creer encontrar a
alguien con quien tener la misma conexión que conmigo y que la vida debía
continuar… los años pasaron, corrieron rápido entre los dedos dejando marcas
profundas en el alma, soledad por montones y los estragos son tantos que difícilmente
encontrarás en mí rastro de lo conocido, pero te amo, pese a lo patológico y sé
en lo profundo, tus sentimientos no han cambiado ¿No te advierte nada el vaticinio
traído en el rumor de los aires? ¿No te traen reminiscencias de felicidad en
pleno? ¿Por qué continuas tan lejos? ¿A quién hay que darle explicaciones? Yo que lo tengo todo, renuncio a todo con tal
de ti. Ven que mi piel suplica por tus caricias, mis labios mueren de sed si no
sienten tus besos… La vida no puede ser tan vacía… No pudiste olvidarme, así como
así.
Hoy la luna se presentó en menguante y
temo mis esperanzas comiencen a hacer lo mismo… ¡No quiero! ¡Me niego! Aunque se
agote mi juventud en la espera, tus brazos volverán a contener mis ansias.
El olor del viento cambió: sentí tu esencia
desplegarse por el universo.
ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER