lunes, 9 de septiembre de 2019

RÉQUIEM



Aquí estoy yo: detrás de una cortina de humo, bajo un reflector que alumbra mis inseguridades, mientras comienza a sonar una canción gris, de esas que cargan al alma con melancolía añeja, de la exacerbada con el licor de la copa a medio consumir.

¿Qué soy?, me pregunto de pronto, al encontrarme sola... ¿Qué soy en verdad? Una mujer temerosa de los designios del destino y del castigo de Dios ante mis pecados. ¿Qué quiero? El cuento de hadas y toda la parafernalia, aunque no sea una doncella en peligro, aunque el castillo lo haya erguido con estas mismas manos, aunque el dragón sea mi amigo y el villano de la historia, se trate de mi reflejo frente al mar. ¿Qué espero? Un beso tierno, capaz de congelarme la sangre y haga volver el amor a mis pensamientos proliferos, a las probabilidades absurdas, las únicamente posibles en universos alternos. ¿Qué necesito? Tranquilidad, silencio y oscuridad. Bajo esta fachada de "todo está bien" hay un huracán de desavenencias destruyéndolo todo, incluso la fuerza para abrir los ojos y enfrentar un nuevo amanecer. Soy buena actriz, cuando quiero, porque mostrar vulnerabilidad puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte, sobre todo en este nido de víboras donde me encuentro. ¿A qué le temo? A la soledad. Al paso de los años y verme estancada en lo mismo, escribiendo para calmar a los demonios atiborrados en mi interior, a despertar un día con los estragos de las arrugas cobrando poderío y no ver a nadie socorriendo mi llanto. Le temo a conformarme con lo que estoy acostumbrada.

 Aquí estoy yo: desnuda sobre una cama, sangrando el veneno antes de que termine aniquilándome el alma tras guardarlo como si fuera el santo grial; no soy más que una niña asustada, sin saber dónde ir o qué hacer con el camino que escojí ¿Puedo devolver el tiempo atrás y arrepentirme? No estoy lista para lo que se viene. Nadie advirtió que sería tan amargo este sendero. Nadie me dijo que clausurar el corazón tras haberlo empeñado a lo tonto, sería la peor decisión posible. Ahora no sé que hacer con tanta pasión silenciada, con tanta vida desperdiciada, con tanto sudor pospuesto.


 Aquí estoy yo: como un viernes cualquiera, lamentando mi pobre futuro e inevitablemente pensando en ti, amor mío...


 ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER 

domingo, 1 de septiembre de 2019

ENTRE LAS NUBES


Hubo un día en que di una vuelta larga en una maraña de pensamientos grises. El camino fue sombrío con ventoleras implacables, haciéndome flaquear las piernas en su afán de seguir adelante ¿Por qué? No sé. Nunca hubo nada esperando al final del túnel, pero seguí, pese a todo, a pesar de todo.

 Discutí con mis demonios sobre tregua de paz, ya suficiente daño les causé en venganza. Los dejaría vivir, pero tan lejos como fuera posible de mí, donde no los pueda encontrar jamás, o los mataría sin dudarlo dos veces... se lo ganaron, al paralizarme en el sueño.

 La tarde estaba dando sus últimos respiros y un vaho romántico se levantó de pronto inundando el espacio. Un olor dulce invadió al mundo en dos segundos, mientras en el horizonte las nubes hacían el amor con las estrellas. Fue cuando los arreboles hablaron: él ronda tus pasos.  Fue un vaticinio drástico, de esos que congelan el alma en un momento perpetuo. De esos que se arraigan profundo en la memoria hasta dejar cicatriz... Un devaneo si se quiere, entre el lazo maldito de tu corazón y el mío.


 La tarde se tiñó con el color de la sangre en algarabía y fui volátil para perderme en el calor desprendido de un cuerpo antes de morir. Estuve ahí, en el espacio entre tu hombro y tu cuello, donde tantas veces dormí sin preocupación. Volví al lugar que fui feliz, sin importar el paso malicioso de los siglos sin verte... fui el aire, fui el vacío, fui el destino, con tal de estar cerca una vez más... Aunque, no hubo compasión conmigo, al traer de un golpe la necesidad de ti. Pensé me había vuelto inmune y que tu nombre era sólo otro condenado a la lista por olvidar. Me perdí, de pronto, en los embrujos de sensualidad que me pusieron delante. La carne es más débil de lo que pensé. Sin embargo, el vacío se hizo demasiado, y me ahogué en llanto, por llamarte desesperada, cuando los labios de otro hombre me desnudaban sin titubear... "sin tan solo fueras tú " fue la frase que inundó mis cabeza. Si tan solo fueran tus manos las que me despojan de la indumentaria, con habilidad. Si fueran tus labios los que me asechan como queriendo robarme la vida de un golpe, antes de extinguir el beso. Si tan solo fuera tu piel, la que expele la esencia que me tiene de rehen. Si tan solo fuera tu voz la que pronuncia mi nombre seguido de las dos palabras que más miedo me dan en el mundo y me obligan a correr en sentido contrario: te amo.

 Pero no eres tú, y seguramente, nunca lo serás. Pasaron los días y sentí un cambio en el giro del mundo, un desequilibrio abrumador...

Cerré los ojos para afinar el instinto y descubrir el causal del propósito extraño, aunque no lo encontré cerca, sino que entre las nubes; ahí estaba, tu figura deambulando, como si me vinieses a buscar.


 ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER. 
© Francisca Kittsteiner, 2008 - 2009.
- Franykityzado por Klaus, ©2009.