La música, la fiesta, el vino, la compañía, el beso y aquí
no pasó nada.
La historia, los rumores, el coqueteo, los enojos y no pasó
nada.
El tiempo, los desvelos, los amigos, las salidas y no ha
pasado nada.
El silencio, las conversaciones, el estudio, las risas y
sigue sin pasar nada.
Los quebrantos, la melancolía, el enemigo, el tequila y no
pasa nada.
El banco, el partido, el viernes en la noche, el tormento y
no pasó nada.
El corazón roto, la borrachera, el emperador, la emperatriz
y entre ellos no pasa nada.
Las cartas, las brujas, los encantos, los conjuros y no
pasó nada.
La enfermedad, el remedio, el enfermo, quien lo cuida y no
pasa nada.
El saludo, el día a día, tu casa o mi casa, el adiós y ¿No
pasó nada?
Las pruebas, las clases, el asiento reservado, los
comentarios y no pasó nada.
El destino, la carrera, la cuidad intermitente, el comienzo
y no pasa nada.
Un hombre, una mujer, un gusto, un beso y no pasó nada.
El cumpleaños, los desvíos, los invitados, la gente que sobra
y sabe que no pasa nada.
El cólera, el deseo, la fantasía, el recuerdo y no pasa
nada.
Cupido, su envidia, el poder, el azar y no pasó nada.
Las llamadas, los celos, el secreto a voces y tu “aquí no
pasó nada”.
Las causas, los culpables, la prisa, las ganas y crees que
no pasó nada.
Los escritos, la inspiración, el lápiz, tú, y para mí no ha
pasado nada.
La constancia, el desencanto, la reconquista, la batalla
perdida y en la guerra que no pasó nada.
El día, la noche, el lucero que alumbra todo, el frío y sí
pasó algo.
Ahora, te cuento que a mí contigo, no me pasó nada.
Vive con ello.
ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER
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