Fue cuando el cielo ya no la miró,
Y la bruma cobró vida en la noche
Reclamó llanto y compañía.
Pasaron tranquilas las horas celosas
Vaticinando tiempos de luto y espera
Porque algo habían oído las rocas
Sobre la mar tomando venganza certera.
“Dolor por dolor” cantaban cegadas las sirenas
“Lágrimas por lágrimas” contestaban las olas bailando,
Y fue en un descuido de las dispersas arenas
Que el agua arrastraba a los que estaban nadando.
Soplaron los vientos con el rumbo norteando
Avivando el sufrimiento de las aguas oscurecidas,
Tomando bando a parte y la búsqueda dificultando
Porque él también quería expiar sus heridas.
Y gritaban las gaviotas alertando hallazgos
Y más se enfurecía el mar y el viento,
Mientras el cielo seguía su sufrimiento
Por ver tanta miseria por un simple pecado.
Los vivos rezaban día y noche por misericordia
Cuando el cielo tenía una maraña en la cabeza,
Los vientos continuaban aumentando la discordia
Entre las mareas, el firmamento y sus pobres presas.
Y el cielo volvió a
abrirse claro,
Cuando la mar supo
que le correspondía en pleno,
Liberando así a los cuerpos que sustrajo temprano
Y dejando descubiertos escabrosos terrenos.
Fue cuando se vistió de galas nupciales
Que la mar cantó tranquila su romance tormentoso
Y la coronaron de azul los fuegos celestiales
Luciendo arreglos de sal perpetuamente majestuosos.
Nunca más el cielo volvió a dejar de mirarla,
Nunca más la mar cobró vidas
Nunca más el viento susurró amarla,
Nunca más el tiempo devolvió las almas perdidas.
ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER
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