Te siento y
no te veo. Me angustia cada día esta suerte de normalidad instaurada desde hace eones: tú y yo seguimos atados, habitando en el corazón del otro, aunque
separados por valles y cordilleras.
La vida
transcurre de acuerdo al plan y la proximidad de sumarle un nuevo año a esta
nueva década, me golpea sin piedad cuestionando inevitablemente, que tan
sólidos son mis cabales, al serle fiel al recuerdo de un amor maltrecho, a ti,
a nuestro futuro que nunca llegó.
Te siento,
converso contigo y tu nombre inunda cada hora, cada segundo, todo momento,
mientras la desesperación por besarte cobra más fuerza. De vez en cuando y solo
por hacer daño, conversaciones ya marchitas, desfilan por mis sueños,
resucitando alguna que otra esperanza pobre. De vez en cuando, alguna amiga bien
intencionada me cuenta que sigues en esta tierra, aunque quizás, todavía deseando
encontrarte en el polo opuesto al mío. De vez en cuando, logro encontrar alguna noticia tuya
para alimentar a mis delirios y seguir mezclando los límites de este mundo con
el otro.
Miedo, Arrepentimiento
y Nostalgia. Un abrazo en el viento.
El Miedo
habitante en mí es poderoso. Tardé siglos en conocerlo y un par de veces, nos sentamos a conversar. Fue el primero en lanzar la daga, sin siquiera disfrazar sus intenciones. Tiempo después, cuando
los años comenzaron a pasar, tras la sombra de la cortina, apareció el Arrepentimiento
mostrándome escenarios poblados de encrucijadas. Me decía “mira, esto es lo que
hiciste. Pensaste, sería buena idea ¿quieres saber qué hubiera pasado si…?”
supe entonces el porqué del agua salada en el mar. Tanto lloré que mis ojos se
acostumbraron al ardor constante. Fue un día especifico, hace ya casi una
eternidad, cuando aún éramos niños y el sol de media tarde sofocaba a la
tierra, haciendo arder todo a su paso, cuando tú y yo, por un par de días y sus
noches, estuvimos dentro de las mismas cuatro paredes, tan al alcance que nunca fue
una posibilidad. Ese momento fue marcado por el Arrepentimiento como fecha de conquista
en sus afanes.
La Nostalgia
es mi mejor amiga. Cuando se hace grande, desempolvo la única foto nuestra, le
cuento sobre lo mucho que mis manos extrañan a las tuyas, como mi piel clama
por una caricia y cada vez que en algún sueño, te veo vagar.
-
Pero
ustedes se querían de verdad – una vez me dijo con ganas de querer ser aún más
grande.
-
Sí,
nosotros nos queríamos de verdad… - reí.
Caí a un pozo
profundo lleno de trampas tras volverme tan vulnerable que hasta creí que era una aliada, una que terminó por clavar el último puñal. Aquella frase, precisamente aquella frase, olvidada
entre ya tanta fantasía creada con tal de ti, fue real, esa conversación
de verdad existió y después, ya no había nada.
La Nostalgia
traiciona entre más uno se acostumbra a ella. Conspira con el Arrepentimiento
para coronar como emperador al Miedo. Esa era la idea desde un comienzo.
Antes de
que se cumpla un nuevo año, en esta nueva década, te habré enviado el último abrazo en el viento.
Volverás a
mí, pues ya sé dónde estás: donde el Miedo gobierna y te aisla. Conozco
bien su reino, incluso una vez, pude escapar.
Ya no me
quedaré esperando, porque nosotros, nos queríamos de verdad.
ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER
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