miércoles, 1 de octubre de 2014

DESAHUCIO



Nunca costó tanto conciliar el sueño
Y nunca dolió tanto el seguir respirando
Porque todas las noches continúo esperando
A que reclames ser de mi corazón, el dueño.

Nunca el tiempo se hizo tan lastimero,
Pasando diez años en una hora triste
¿Por qué no te armaste de valor y viniste?
¿Por qué asesinaste a mi romance primero?

Nunca mis pensamientos de nada se nublaron,
Porque algo de razón había en las reservas,
Pero ahora, que mi destino conservas,
Mis sueños exquisitos de felicidad se despoblaron.

Nunca el futuro se hizo tan incierto,
Porque hasta hace poco era contigo compartido,
Entonces, dime la causa por la que te has ido
Lejos de mi cariño dejándolo desierto.

Nunca en mi vida habitó la muerte,
Nunca la muerte se hizo tan mezquina
Que no quiere cobrarme la vida,

Dejándome aquí, desahuciada y sin suerte. 

ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER

miércoles, 27 de agosto de 2014

EL LADRÓN Y LA NIÑA

Hubo un ladrón, tiempo atrás, casi una vida,
Que con solo mirarla le robó el corazón,
Pasaron los años y la pérdida se transformó en amor,
El más dulce y profundo, pero con felicidad prohibida.

Y el ladrón amó a la niña hasta la locura
Y la niña lo quiso más que al cielo y a su salvación,
Pero los dioses se opusieron a la divina devoción
Que aquel romance lo convirtieron en tortura.

Amanecieron otoños y muchos más inviernos,
Y la niña seguía rogando expiación,
Que le quitaran los ojos a cambio de su ladrón,
Ofreciéndose a la censura de sus años más tiernos.

El ladrón la amaba, mas lo dioses envenenaron su destino:
Con una nueva víctima que le incrustó dolor en el pecho,
Disfrazando cantares diabólicos que lo obligaron a otro lecho,
Hasta que por afán somero, volvieron  a cruzar sus caminos.

Entonces un mundo se condensó a una cuidad,
El ladrón seguía ladrón y la niña, ahora toda una mujer,
Se encontraron en la calle con el amor sin envejecer,
Reconociendo en la mirada una segunda oportunidad.

Y ya no les importó el sufrimiento que pagaron por separado;
Era propicio dedicarse a ser felices juntos y a oscuras,
Deshaciendo de a poco de sus cuerpos  las ataduras,
Durmiendo, después de tanto tiempo, por fin, abrazados.

Era el mundo contra ellos, pero se tenían el uno al otro,
Aunque fuera en secreto y en un cuarto,
Pero el ladrón en sus celos, la hizo tanto sufrir
Que lo único que pudo entregarle fue un corazón roto.

Y la niña lloró un mar entero
Maldiciendo el desperdicio completo de su existencia
Con un ladrón que por falta de prudencia
Llegó y clavó el puñal certero.

Quiso cerrar los ojos y no volverlos a abrir,
Preguntando el porqué  de tanta maldad a los dioses
Y le contestaron: “niña, a culparnos no oses
Porque te advertimos que por amor, hay que sufrir”

ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER 

viernes, 15 de agosto de 2014

HISTORIA DE CAMA.

Yo no fui solo otra mujer en tu cama,
Fui la mejor de tus amigas durante largo tiempo,
El abrigo del frío cuando llegó el invierno,
Una risa diluida que agotaba tu sed.

Fui la confidente de tus penas cuando había llanto,
La sirena bohemia que te llevó al puerto,
Al oasis fecundo en medio del desierto,
Y la música pagana que le faltó a tu canto.

Yo no fui otra más de las que por tu vida pasaron,
Fui la base donde apoyaste tu cimiento,
La guía que lideró tu crecimiento,
El mar más profundo donde tus penas se ahogaron.

La candidez que faltó cuando todo fue oscuro,
La estrella brillante en medio del firmamento,
El único reto que se escapó a tu conocimiento,
El aliento de vida cuando respirar se hizo duro.

Así que no pretendas alejarme así de la nada,
Que tu indiferencia barata no resulta conmigo,
Porque son años los que llevamos de amigos,

Porque tú sabes, que fui más que una historia de cama. 

ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER 

martes, 12 de agosto de 2014

LA MUJER DE TU VIDA

La mujer de tu vida, era la mujer que por muchos años se refugió en el disfraz que le prometía una amistad y te relegó al silenció, haciendo que tus labios se sellaran por inercia si es que había algo que confesar si de amor se trataba, porque por allá en esa época, el amor era un fantasma taciturno que solo atacaba cuando uno lo permitía, y ella, no habría de hacerlo.
La mujer de tu vida, hacía que todo el mundo danzara al compás del rugir de sus tacones, solo porque podía hacerlo, por ser la perdición de varios y la más grande distracción que te pusieron en frente, por ser  la confluencia escalofriante entre divinidad y pecado, la sumatoria de todas tus reglas y la excepción a todas. La que si solicitaba tu compañía para caminar por las noches bajo el amparo de la oscuridad, la tenía, mientras la ciudad se hacía pequeña para los planes que tenían para el futuro, no obstante, el futuro se hizo demasiado.

La mujer de tu vida, es esa mujer de carácter forjado al fuego, inquebrantable de convicciones y de una sola palabra, mas, de vez en cuando, se convierte solo en una coartada bien hecha para impedir que alguien, alguna vez, le volviera a romper el corazón, mas, ahí estuvo el error, en mostrarse como realmente era ante ti y darte el poder, de que ahora, con el pasar de los años, seas tú quien le rompa lo poco que le queda de corazón.

La mujer de tu vida, habla mucho y pocas veces dice algo en serio. Calla sin importar que con eso destruya su propia felicidad  por privilegiar la ajena y cuando se encuentra en el borde del abismo, grita lo que se hace intolerable, aunque, las más de las veces, ya es demasiado tarde, pero  va dejando rastros de lo que piensa, siempre plasmado en papel y en palabras difíciles, o que solo los implicados son capaces de reconocer, entonces ¿Por qué nunca las reconociste?

La mujer de tu vida, ten por seguro que siempre te amó, a su manera, pero siempre te amó, así que si alguna vez lo preguntaste, ahí tienes tu respuesta, con varios años de retraso,  pero, mejor tarde que nunca ¿O no? Si es así, dónde quedó el mejor de todo esto, porque hasta el momento, hay solo llantos desesperados, de aquella, que por complacer, le regalaste tu vida.

La mujer de tu vida, nunca supo que lo era hasta que por azares del destino, se armó de valentía e hizo la gran pregunta “¿Nosotros nos queríamos de verdad?” y no lo hizo por pretensión ninguna, sino porque era una pregunta que le rondó la mente desde hace ya tiempo y el único con la respuesta eras tú, aunque nunca pensó que con eso, desataría los demonios que mantenía en cautiverio, por ser ella misma la que juró adormecerlos si alguna vez amenazaban con encontrar su vida con la vida de otro, en un mismo rumbo hacia un final feliz, pero no, resultó ser peor: su vida en rumbo de colisión por las palabras pendencieras que tú dijiste y que aniquilaron su razón.

La mujer de tu vida, aparecía con las primeras luces del alba, con todos sus cabales limpios y dispuestos, llenos de ilusiones y de juventud vibrante, y hacia al medio día sus pensamientos se nublaban con recuerdos pasados y su alma se volvía incapaz de soportar el dolor de las mil reencarnaciones, se quebraba en lamentos que nunca lamentó, mas, al ver tu sonrisa mirándola desde el otro extremo de la habitación, volvía a la realidad, con más fuerzas de las que se vanagloriaba.  Desaparecía en las horas de calor y hacía de nuevo su entrada triunfal cuando las estrellas eran cómplices de sus secretos y de las manos que, por escasas horas, dejaban de pender en suspenso, pues tú las albergabas tierno. Pero esas malditas reencarnaciones o quizá el exceso de juventud no la hizo darse cuenta de que ella podría haber sido la mujer de tu vida. No fue su culpa, sino del alma vieja en un cuerpo demasiado joven.

La mujer de tu vida, recién hace unas cuantas noches supo todo de un golpe y el mundo se condensó sobre sus hombros al saber que había cometido el peor error de su vida, al haber permitido que tú te marcharas sin retorno, porque tarde, siempre tarde, el destino le mostró lo que era conocido para todos: que la mujer de tu vida está ciega, porque dejó escapar lo que más quería, sin atreverse a refutarle a Cupido la decisión trágica de separarlos, tal vez, porque para ti ya fue suficiente el dolor que ella te causó, o porque ella, en su afán de alcanzar la perfección, le hizo desprecios a la felicidad que rondaba cerca por los callejones vacíos que miles de veces recorrieron juntos.

La mujer de tu vida, está aquí, ofreciendo su corazón, porque, y mira que es graciosa esta historia, resultó ser, que tú eras el hombre de su vida.



ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER

jueves, 7 de agosto de 2014

EL TIEMPO DESDOBLADO.

Al pasar los años se hizo evidente la verdad,
Se corrió el velo de la cara de Dios
Y el meollo del asunto quedó al descubierto:
Entre los suspiros, hubo amor.

Pero era tarde, no era preciso, no había luz,
Todavía gobernaban las sombras en el páramo,
La voz no fue rimbombante,
Y así, en el intento, se quedó la ilusión.

Se conoció el causal  que siempre estuvo cerca,
Aunque a varias millas náuticas de diferencia,
Al otro lado del mundo, si se quiere, pero cuidándole el sueño,
A la distancia de un beso congelado en doscientos años.

Sin embargo, no era correcto, no ahora, no todavía,
Y el tiempo  se hizo burdo, tan ridículo y lastimero,
Desdoblándose sobre sí mismo y perdiendo los límites,
Confundiendo la claridad de los deseos compartidos.

Era cierto lo que toda la vida supieron: estaban destinados,
Se hiciera lo que se hiciera el mundo no era tan extenso,
Ni el día, ni la tormenta, ni los ríos circulares,
Llenos de agua, de tiempo, de la mísera nada.

Ella había descubierto el secreto de la felicidad,
Y fue el encontrar la simpleza, tan escasa estos días,
Pero él, ahora no quería ser plenamente feliz,
Pues la muerte asecha a la dicha.

Fue entonces, que se alteró el orden del sentido,
Porque en algún camino alguien equivocó la vía,
Porque ella, por niña, tarde abrió los ojos,
Y el por cobarde, no quiso cruzar el río.


ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER 


viernes, 18 de julio de 2014

EL FAMOSO DESPERTAR




Muy en el fondo sé que tengo que reaccionar,
Abrir los ojos, estirar los tendones y tragar,
Porque la hiel comienza a hacer estragos,
Sé que es un sueño cruel y no quiero despertar.

Hay un dejo de sapiencia que me advierte del porvenir,
Pararse de nuevo y aprender a respirar
Sin sentir el olor que emanaba de su cuello,
Tras irse lejos y continuar rondando por aquí.

Sé que ya no vendrán los amaneceres que tanto amé,
Porque ha caído la noche y no quiere partir,
Se oscureció el mundo, pues murieron las estrellas,
Y el sol está de luto por el rechazo de la luna.



Pero, así como tengo conciencia del término,
Todavía habita la esperanza traidora que me ata a él,
A sus labios y a todo el poder de su nombre,
Pese a que ya nada me pertenece.

La maldición perpetua de una realidad onírica,
Y un sueño cada vez más real y doloroso.
Eso de confundir los límites, es siempre peligroso,
Porque no hay certeza de dónde se dejaron los cabales.


Qué sea lo que tenga que ser, pero pronto,
Que se vaya donde no lo pueda volver a encontrar,
Que se resquebraje mi piel por la sequía de caricias,
Pero yo aquí me quedo, esperando poder despertar.




ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER 

viernes, 27 de junio de 2014

EL FAMOSO AMOR IMPOSIBLE

Mis mejores poemas los escribí con llanto,
mis mejores versos fueron dictador por mi dolor,
el dolor lacerante de amarte sin esperanzas,
con la pena más intensa que sufre un corazón. 

Añorar unos ojos y desear unos labios, 
sabiendo que jamás en la vida se les podrá tener,
sentir en mis venas el calor de mis manos, 
y la daga maldita que es su querer. 

Amar a un imposible... ¡No hay dolor más amargo!
¡Qué humillante con esta cruz cargar!
y morir cada día de celos, de ansias, 
deseando el olvido sin poder olvidar. 


ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER
Rancagua, 26 abril, 2006. 

miércoles, 4 de junio de 2014

PARA IGNACIO



Tiene que haber una forma de sacar este dolor del pecho,
Aunque ya he intentado todo y todo lo he hecho,
Excepto exorcizarte para siempre de mi vida
Y emprender en sentido contrario esta postergada huida.

Si en la vida se llora un mar, cuántas vidas llevo llorando
Porque por tu causa se secaron mis ojos y me sigo ahogando
Y parece ser que no hay término certero
Y me queda por llorar aún un mundo entero.

Cómo  si hasta ayer tu vida se resumía a mis besos,
Hoy condenas a mis caricias a permanecer en suspenso
¿Tan poco te valió la ofrenda de mi corazón?
Que hoy no admites ni perdón, ni asilo, ni razón.

Róbame la vida de un golpe, pero no vuelvas a hablarme
¿No vez que me destruyen tus palabras que dicen odiarme?
Porque sé que es mentira y que hablas por despecho,
Al pensar que es con otro con quién comparto el lecho.

  
Pero date cuenta que yo sí te amo y como nadie amó a otro,
Que fui capaz de perdonar mil veces las llagas de mi corazón roto,
Dolor, traición, los años perdidos y todo con tal ver verte sonreír,
Y tú ni siquiera mi voz te dignas a oír.

Y si has de crucificarme por algo que nunca fue real,
Te lo concedo, pero tengo que decir que siempre te fui leal,
Incluso los años que te fuiste bajo el vuelo de otra falda,
Llevándote con eso el aire de mis pulmones y todo rastro de calma.

Y si después de todo no quieres aceptar explicación,
Deja entonces de pedir al cielo por expiación,
Porque tú fuiste el verdugo de nuestros destinos

Y en el cielo no admiten a los asesinos.



ESCRITO POR:  FRANCISCA KITTSTEINER  

martes, 13 de mayo de 2014

EL FAMOSO FINAL


Sigo pensando que en algún momento tendré que despertar,
Porque cuesta creer que en una noche hayas cambiado de opinión:
Nadie desecha tan fácilmente a un gran amor,
Ni menos cuando ha costado tanto el podernos encontrar.

Porque si hay algo en la vida que tiene que ser
Es que te quedes arraigado para siempre en mi pecho,
Que tengas la potestad entera de mi lecho,
Que quedó llorando porque otro dueño no ha de tener.

Dicen que si amas algo hay que dejarlo libre,
Y si vuelve, es que siempre te perteneció,
Y tu cariño llegó, se fue, pasó el tiempo y volvió
Pero no pensé que volvería con armas de tan grueso calibre.

Y así de la nada, disparaste a quemarropa, asesino,
Argumentos tristes que aniquilaron  mi existencia,
¿Por qué no guardaste ni un poquito de prudencia,
Al manipular la decisión de separarnos que traía el destino?.

No puedo creer que este sea el final del cuento,
De los besos que entregué siempre a los mismos labios:
Ciega, sorda y muda, dispuesta a cometer  mil  desagravios
Con tal que continué esta historia en el tiempo.

Me niego a creer que eran verdad los vaticinios de penumbra
Y que al hombre que amaba se le pudrió el corazón,  
Que ya no tendré esos ojos que los miedos me alumbra,

Para salvarme del cuco, que me habla con desazón. 

ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER

DEDICADO A IGNACIO SUBERCASEAUX  

domingo, 11 de mayo de 2014

PARA SAMSON



Esto lejos de ser una historia para entretener, te la escribo a ti.
Te vi llegar, y también te vi partir un sin número de veces, pero esta vez no te he visto regresar y parece que ya no lo harás, sin importar que yo todavía te necesito conmigo en esa cercanía extraña que nos persigue desde hace ya muchos años, tratando a las buenas y a las malas de reunirnos por mero afán.
Quién hubiera pensado que existía alguien tan parecido a mí y tan distinto a la vez...

De toda las veces que te dije que desaparecieras, ninguna quise que lo hicieras, y si lo dije debes saber que las dije confiada en que te quedarías a cuidarme por siempre. Ahora veo mi error: Para siempre es mucho tiempo, y como dije antes, nunca conocí alguien tan igual a mí, hasta en lo terco y voluble...

Hay veces en que me pregunto qué hubiera pasado sí (toda la vida me lo reprochaste) no hubiera contestado a tu saludo. Qué hubiera pasado sí nunca se hubieran cruzado nuestros destinos.  Qué hubiera pasado sí no hablara italiano....  Quizás, ahora no estaría añorando, por último una despedida decente. Quizás igual nos habríamos conocido, porque el destino insiste en juntarnos cada que puede. Quizás el español hubiera faltado.


Si hay algo por contar, son las veces que anduvimos vagando en la noche, por solo querer vagar, pero tomados de las manos, como "si fueramos inmunes a la plaga de la vejez" aunque, no lo fuimos y atacó, tarde, pero lo hizo, justo ahora que la juventud parece ser un recuerdo triste por el cual llorar.
Sin embargo, querido amigo, el problema que ahí radicaba es que nunca fuimos jóvenes. Ya teníamos demasiado tiempo viviendo vidas sin lograr reencarnarnos, siendo almas viejas en mentes viejas con recuerdos viejos y añoranzas de tiempos viejos.... Pese a que el mundo insistía en contradecir los hechos...
Nunca fuimos jóvenes y lo sabíamos....
Nunca fue menester encontrarnos en esta vida, pero igual lo hicimos.



A estas alturas del partido, vale decir que aún se esboza una sonrisa ligeramente incipiente en mi rostro cuando escucho una que otra canción que me recuerde a ti, a los sobrenombres que mil veces me cambiaste, cuando desfilan por las nebulosas de mi decrepitud, las veces cuando la noche se hacía lisonjera y nos dejaba escaparnos en supuestos de futuros venideros, pasados que continuaban siendo un misterio aunque solo polvo quedaran de ellos y un presente tan ambiguo como la integridad de la noche.


No pretendo, bajo ninguna forma, tratar de manipular al destino en sus decisiones, pero si hay algo que puedo hacer es poner mis descargos en letras y frases, aunque la mayoría nos hará razón solo a nosotros dos, para así darle tranquilidad,  pese a que sea pasajera, a los pensamientos insidiosos que insisten en molestar cuando no hay fuerzas para combatirlos.  No pretendo marcar ni un antes ni un después en todo este asunto, solo quería dejar en claro que nunca hubo alguien tan parecido y tan diferente a mí.  De igual forma busco únicamente escribir que extraño a mi Samson, pese a que ese Samson ya desapareció.


ESCRITO POR FRANCISCA KITTSTEINER. 

martes, 25 de marzo de 2014

EL FAMOSO DESEO.



Dime si hay algo que yo pueda hacer y lo haré,
Dime si es cierto que te aproximas lisonjero,
Y aquí me quedaré esperando a que llegues,
Pero ven pronto que el miedo me ahoga.

Dime si tú también buscas volver a verme,
Porque si te es difícil, dime y nos encontramos
Para ver si así coincidimos en un beso,
Porque créeme que es lo único que pido.

Dime porqué tengo el corazón roto por tus ojos,
Si todavía no tienes su potestad completa,
De hecho, pensaba que ya no me quedaba corazón,
Pero donde hay muerte, es inevitable la vida.

Pero si es desprecio, déjalo en desprecio,
No te reclamo, no te culpo, no te ato,
Aunque será la última vez que te escriba un verso,
Pese a que mis ojos se desaten en llanto.

ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER 


lunes, 24 de marzo de 2014

EL DIABLO SABE POR VIEJO



Muy en el fondo sé que tengo que reaccionar,
Abrir los ojos, estirar los tendones y tragar,
Porque la  hiel comienza a hacer estragos,
Sé que es un sueño cruel y no quiero despertar.

Hay un dejo de sapiencia que me advierte porvenir:
Hay que pararse de nuevo y aprender a respirar,
Sin sentir el olor que emanaba de su cuello,
Porque se fue lejos, aunque aún sigue aquí.

Sé que ya no vendrán los amaneceres que tanto amé,
Porque ha caído la noche y no quiere partir,
Se oscureció el mundo, pues murieron las estrellas
 Y el sol está de luto por el rechazo de la luna.

Pero, así como tengo conciencia del término,
Todavía habita la esperanza traidora que me ata a él,
A sus labios y  a todo el poder de su nombre,
Por mucho que ya nada me pertenezca.

La maldición perpetua de una realidad onírica
Y un sueño cada vez más real y doloroso.
Eso de confundir los límites, es siempre peligroso,
Porque no hay certeza de dónde se dejaron los cabales.

¡Qué sea lo que tenga que ser, pero pronto!
Que se vaya donde no lo pueda encontrar,
Que se resquebraje mi piel por la sequía de caricias,
Pero, yo aquí me quedo, esperando poder despertar.

Habita el presentimiento canceroso de la posibilidad
Cada que veo parpadear esos ojos fulgurosos,
Aunque para mí son velo oscuro,
Pues el mundo es muy grande para reunirnos.

Pero sigue palpitando la esperanza,
Aferrada a la vida que nadie le ofreció,
Porque es muy pronto para arrancarla del pecho,
Y demasiado tarde para exiliarla de los pensamientos.

Quiero dejar de creer, sin embargo, hay milagros alrededor:
¡No puede ser azar la creación de esos ojos!
¡Tan divinos! ¡Tan perversos! ¡Tan humanos!
Que cuando me ven, soy un náufrago en medio de la tempestad.

Si ha de cambiar el destino, por favor que venga conmigo,
Porque estoy dispuesta a renegar del pasado, si lo quiere,
Pese a que es ese pasado el que me trajo a este callejón sin salida
Donde solo alumbra la majestuosidad de esos candiles.

Lo  sé, muy en el fondo, lo sé, mi amor,
Por eso espero a que arribe el alba y conciba un día,
Pues mis esperanzas, cual fénix, se levantan
Al saber que con ella, inevitablemente, te volveré a saludar.

Y si estoy tan segura, es que el diablo sabe por viejo,
Que cuando el universo conspira, no hay nada que hacer,
Y sé que conspira porque en tu sonrisa hay algo
Que insta a mi instinto a permanecer alerta

ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER.  


miércoles, 12 de marzo de 2014

SI PUEDO ELEGIR





Si tengo algo que pedir, es un beso
Para así dejar de imaginar a qué saben
Y entender de una vez si los míos aún viven
O desilusionarme para siempre de mis fantasías.

Si tengo una noche, la quiero contigo,
Conversar hasta el cansancio y sentir frío
Para poder obligarme al refugio en tus brazos
Y completar con broche de oro la guardia del amanecer.

Si tengo que elegir un color, es el de tus ojos,
Porque ahí yace el misterio de los océanos
Y la furia de los cielos cuando llueve
Y por sobre todo, mis más grandes esperanzas.

Si tengo que escoger un lugar, que sea mi sillón
Para escondernos en los rincones donde nadie pueda molestarnos,
Apagar las luces y esperar a que el silencio se desdoble
Con los suspiros que emergen de  la nada.


Si hay algo que quiero, eres tú,
El problema que ahí radica, es que depende de ti,
Porque si lo quiero y lo tengo, soy feliz,
Pero si lo quiero y no es mío, así de simple, más le añoro.

Si hay algo que pueda hacer, dilo,
Porque no hay nada que no haría por una sonrisa tuya,
Pero dilo, porque sola no me atreveré jamás.
Esta maldita cobardía que me aleja de tus sueños, me destruye el corazón.

Si hay una hora, que sea al medio día,
Pues no hay sombras que opaquen mi contento,
Cuando por el final del pasillo veo aparecer tus secretos

Contando que si hay un objeto de deseo, soy yo.


ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER  

domingo, 2 de marzo de 2014

DESPERDICIO

Y se desperdicia:  el amor, el sueño, la juventud, esperando, siempre esperando por algo que vendrá, que nadie promete, pero que se vaticina, y en la muerte, con el cadáver aun tibio, ataca la desesperación al ver que el tiempo se desvaneció.
Y como yo desperdicié mi tiempo y tarde vengo a abrir los ojos, me doy cuenta que mi piel fue marcada con arrugas, que me robaron la belleza que nunca presumí, por ser ciega ante mi propia grandeza, y ahora que solo habita un fantasma carroñero de años mejores, es que me da miedo que haya desperdiciado mi juventud entre falsedad y espera.
Y si soy consciente, aunque tarde, qué sigo esperando si está claro que no existe, sea lo que sea que espero, por qué continuo estática mientras el reloj sigue avanzando y yo quieta, pese a que en mi dirección se aproxima una avalancha, pero no me muevo, porque quizás entre la nieve viene lo que tanto anhelo.

Siguen pasando los años, uno tras otro, sin falta, y mi posición en el espacio permanece invariable, tanto así que han aparecido raíces en mis pies y cadenas en mis manos, de igual forma, por tanto cansancio, producto de la vigilia que implica estar alerta para no dejar pasar eso que tanto espero, mis ojos no se han vuelto a abrir.  Sé que es de noche porque hay una hora en que el viento duerme y sé que se es de día porque el viento trae sombra. Sé que es verano pues mi piel, cual corteza, se descascara y sé que es invierno porque por una vez, cortan mis cadenas para echarlas al fuego, pero qué saco si sigo ciega.

Se desvanece mi belleza  y se diluyen las posibilidades de que llegue lo que espero y lo más cruel de todo es que lo entiendo aunque, todavía así, sigo desperdiciando la vida que me resta, apostando siempre las peores cartas porque aun no aprendo a jugar, apostando muy alto y pagando el precio de un corazón roto dejado  a la merced de esperanzas destrozadas hambrientas de redención.

Ya no sueño porque mis mejores escenarios los desperdicié con un actor barato y ladrón y porque descubrí que los sueños son maneras siniestras de vivir lo prohibido, haciendo que ese corazón hecho trizas, se reencarne en pasión y al abrir los ojos, solo exista destrucción y sufrimiento por ver que la cama sigue vacía, pese a que con mi llanto, se hay ahogado Dios.


ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER  

jueves, 27 de febrero de 2014

YO TE CULPO

Yo te culpo por tantos años desperdiciados,
Todas las puestas de sol junto a mi sombra,
Las tazas de té enfriadas en el tiempo
Y los lazos que por tu culpa rompí.

Yo te culpo por las noches eternas en vilo
Porque contigo se fueron mis sueños y no sé dónde
Por el cansancio en mis hombros sin encontrar descanso
Porque ya no hubo razón para dormir.

Yo te culpo por todas las lágrimas caídas en la arena
Que casi le hicieron peso al mar, pero negras,
Porque eran lágrimas de dolor puro,
El dolor de un corazón por primera vez roto.

Yo te culpo por malgastar mi cariño primero,
Los besos inexpertos que regalan mis labios para ti,
Y que nunca volverán a imprimir amor por nadie,
Ni las caricias a quién nunca daré.

Yo te culpo por haberme enamorado de esos ojos,
Porque fue tu culpa mirarme con malicia,
Hechizarme por inocente y caer en tentación,

Por hacerme creer que te quedarías para siempre.  

ESCRITO POR: FRANCISCA KITSTEINER. 

jueves, 23 de enero de 2014

CÍRCULOS


Y la sapiencia irascible de vivir una fantasía inexistente,
De la condena perpetua de mantenerme callada, triste y sola,
Y él distante, alejado, frío, inquisitivo,
Y de vez en cuando, lanza una mirada, una sonrisa,
Y con eso basta para fijar mis esperanzas,
Para volverme loca y desatarme.

Me toma por prisionera  yo lo dejo:
Prisionera de sus ojos, guardián de sus secretos,
Amante de su boca, pese a todo, en fantasía...
Nada es como debería ser, y las ilusiones se expanden
Más allá del estrato basal, donde deberían estar para siempre enraizadas.

Y luego silencio, luego la noche, y la noche viene sola,
Sin rastros de él y cuando amanece y el frio se escarcha,
El aliento se congela, aparecen los recuerdos de una agitada
Y fatídica pesadilla, donde se consumen los cuerpos
De los amantes clandestinos y se empieza a vivir el día
Con cosquillas en el estómago, pensando, imaginando,
Suplicándole al destino, por favor, una mera parte  se llegue a concretar,
Y cuando se ve, como un cazador observa a su presa, no hay palabras,
No hay miradas, nunca existieron los besos.
Murió Cupido y nos dejó en el limbo,
En una cercanía tan, pero tan distante, que llora Dios
Y nosotros en las esquinas del mundo, buscando las aristas en un círculo vicioso,
 Un circulo imaginario, un circulo que no existe, un circulo que yo invente…
Para poder intentar dormir y si rezo mucho, y agoto mis fuerzas,
Quizás se apiade de mí, quien sea que este manipulando  esto,
Y algún día sabré que este mismo día, él amaneció con mi nombre en sus labios,

Y se dio cuenta, de que había que empezar el juego: había que tratar de conquistar. 


ESCRITO POR : FRANCISCA KITTSTEINER 

lunes, 13 de enero de 2014

SECUESTROS



Fue cuando el cielo ya no la miró,
Y la bruma cobró vida en la noche
Levantándose truhan y rabiosa,
Reclamó llanto y compañía.

Pasaron tranquilas las horas celosas
Vaticinando tiempos de luto y espera
Porque algo habían oído las rocas
Sobre la mar tomando venganza certera.

“Dolor por dolor” cantaban cegadas las sirenas
“Lágrimas por lágrimas” contestaban las olas bailando,
Y fue en un descuido de las dispersas arenas
Que el agua arrastraba a los que estaban nadando.

Soplaron los vientos  con el rumbo norteando
Avivando el sufrimiento de las aguas oscurecidas,
Tomando bando a parte y la búsqueda dificultando
Porque él también quería expiar sus heridas.

Y gritaban las gaviotas alertando hallazgos
Y más se enfurecía el mar y el viento,
Mientras el cielo seguía su sufrimiento
Por ver tanta miseria por un simple pecado.


Los vivos rezaban día y noche por misericordia
Cuando el cielo tenía una maraña en la cabeza,
Los vientos continuaban aumentando la discordia
Entre las mareas, el firmamento y sus pobres presas.

Y  el cielo volvió a abrirse claro,
Cuando la  mar supo que le correspondía en pleno,
Liberando así a los cuerpos que sustrajo temprano
Y dejando descubiertos escabrosos terrenos.

Fue cuando se vistió de galas nupciales
Que la mar cantó tranquila su romance tormentoso
Y la coronaron de azul los fuegos celestiales
Luciendo arreglos de sal perpetuamente majestuosos.

Nunca más el cielo volvió a dejar de mirarla,
Nunca más la mar cobró vidas
Nunca más el viento susurró amarla,

Nunca más el tiempo devolvió las almas perdidas.

ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER 

domingo, 12 de enero de 2014

MIENTRAS MUERO


Parece que te perdí por completo
Y no hay nada que al respecto pueda hacer,
Aunque no importa, soy yo la que no quiere ver,
Que de vacío tu corazón se ha repleto.

Así que si no ha valido la pena, no sé qué haces aquí,
Líbrate del peso que traes en el pecho,
Porque ya no hay nada que te ate a este lecho
Y olvida todo lo que un día te aferró a mí.

Condensa los años que conmigo compartiste
Y abandónalos a su suerte donde quieras dejarlos
Porque sé lo mucho que cuesta cargarlos
Cuando de placenteros a dolorosos los convertiste.

Reniega de mi existencia si te sirve de consuelo,
Silencia tus labios si tienes algo que decir,
Apaga las luces y cierra la puerta al salir
Y arroja mi recuerdo como basura al suelo.

Sólo te pido que seas presto y certero
Cuando lances la bala que agotará mi existencia,
Quítame de un golpe el aliento y el suspiro

Y márchate sin regreso mientras aquí yo muero.


ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER  

miércoles, 30 de octubre de 2013

ÉRASE UNA VEZ MI ROMANCE.

Yo sé que esto es simplemente acción de las ilusiones falsas que he levantado en tu nombre. Lo sé, pero no puedo hacerle caso omiso a lo que pretenden decirme, porque parece ser cierto lo que vaticinaba el mundo entero desde años atrás:  parece que te amo en secreto, tanto secreto que era secreto incluso para mí, hasta ahora, que vi el despertar de una realidad distinta en tus brazos, un amanecer  destellando en tus ojos y el deseo empedernido camuflado en los recodos de tu piel.
 Es lo único con lógica hasta el momento:  la incipiente manifestación de la euforia amalgamada con la lasciva llamando sutilmente a mis encantos para poder conquistarte, la necesidad impetuosa de ir y robarte tantos besos como sean necesarios para agotar a este dolor  habitante de mis labios  para siempre y de una vez.

Yo sé que es muy probable que tú no sientas lo mismo que yo, porque es mi conciencia la que entre desesperación y angustia crea escenarios alternos donde despliega la gama de acontecimientos quisiera vivir y que inventa para sus personajes residentes, aunque solo por esta vez, por muy bizarro que sea, se siente alcanzable y propio, porque ya lo fuiste, mi querido, alcanzado y propio, escaso y fulminante,  preponderante y humilde, señor y esclavo de mis delirios y sus afanes. Solo por esta vez, no es de amor de lo que escribo, sino de algo más, quizás mejor, incluso más prohibido y excitante. Hablo de seguir perpetuando el ansia de sentir tu cuerpo consumirse junto al mío, de disfrutar de la parafernalia de una desnudez , como una muerte dolorosa que se espera con ahínco y de la misma forma, que me robes el aliento para caer presa de la lujuria.
Ven y desata mis conflictos, hazme renegar de la  pureza que traigo en la piel, como solo tus manos son capaces de hacerlo, seguida por el desfiladero  de besos incautos que saben perfectamente donde irán a acabar: en medio del infierno que consume mi cuello y a la mitad del camino de mi espalda , la que se amolda justa para el alcance de tus dedos que juegan a perderse donde la piel se hace estorbosa y los gemidos se arremolinan llamado entre conjuros a la mejor de las tormentas, que acabará con la perdición de nuestras almas, porque no es digno de humanos ser tan felices, como somos los  dos cuando nos quedamos a solas y a oscuras.

Ven y agota lo que me queda de vida por entregar, que estoy esperando atenta tu aparecer por entre las sombras, mirándome fijo como un cazador que observa a la presa, mirándome con esos ojos repletos de sulfuro que tanto me gustan por saber que soy yo la que causa el ardor en tus recodos. Ven, y no digas nada, simplemente atácame y llévame contigo a la perdición de las sábanas, porque llevan mucho tiempo intactas y ya comienzan a echarte de menos. Se congelan y no es preciso que siga habitando el invierno en mi cama. Ven y acorrálame en algún rincón donde nadie más nos pueda molestar y ahí convénceme de invocar veranos dentro del vientre. 

ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER 
© Francisca Kittsteiner, 2008 - 2009.
- Franykityzado por Klaus, ©2009.