miércoles, 12 de julio de 2017

LA RESURRECCIÓN




Un domingo 2 de julio, en tierras lejanas la selección de fútbol lloraba la pérdida de la copa. Aquí, un médico mataba a balazos a personas dentro de un casino y un candidato arrasaba en las elecciones primarias para la presidencia... Yo te volví a ver.

Ha pasado el tiempo y se nota. Poco queda del niño de mirada diáfana que un día rellenó mis ausencias.Ya más viejo, algo maduro, sanado y reconstruido, sin las cicatrices que te hice. Ahí  estabas, en la foto de una amiga. La última vez, aparecía yo en el medio, con mi piel tostada irradiando felicidad por reírme de las estupideces que susurraste en mi oído... Casi 10 años en la memoria...La amiga, tú y yo.

Un domingo, 2 de julio, a  nueve días de tu cumpleaños y a 19 del mío, la vida me escupía en los ojos con desfachatez al traerte súbito  al aquí y ahora, cuando ya empezaba a acostumbrarme a esta dicotomía  de "tú en tu mundo y yo en el mío" siendo que, en esencia, es la misma porquería: El manejo expectante de un segundo dilatado.

Amplitud y lejanía, vaivenes contrariados por la fortuna de una jugada al azar, la decrepitud del raciocinio  y el insomnio atrofiándome de a poco, hace que mi mundo sea menos atroz de lo esperado  al quedar oscuro tras la sequía de tus ojos en mis días. Todo límite se disuelve a su mínima expresión para extrapolarse a otro jamás conocido. Siempre se puede llevar todo un poco más cerca al punto de quiebre, sin estar lo suficientemente en riesgo como para perder el aliento en un descuido.

Así se pasan los días aquí: Una rutina insostenible con cosechas fructíferas de cansancio en expansión, tanto que abunda, sin dejar cabida para el sueño, porque en la inconsciencia se libran peleas con los demonios habitantes en mis pensamientos y despertar significa haber vencido, tras dejar lágrimas de sangre sobre cadáveres de monstruos regados al sol. Despertar y caer en lo profundo de un abismo con el correr de las horas, para llegar a dormir y reanudar el ciclo, hasta ese domingo.
Fue el hecho de saberte bien, lejos del alcance de mi maldición, lo que hace que respirar costara menos, sin causar más dolor. El aíre continúa siendo poluto, pero ya no tiene sabor a alquitrán, tiene sabor a domingo 2 de julio, una cosa inexplicable, como la amalgama entre la mierda y la miel con chispas de ilusión disecadas para adornar el vacío avecinado en un futuro cercano que construyo sin saber bien para qué.
Creo sentir una pulsación distinta en la rotación de la Tierra, un vaticinio que me fue concedido hace ya tanto, pero quedado en latencia por los siglos de los siglos...Hasta ahora.
Algo tuvo que haber pasado para que tu foto haya salido a flote después del naufragio sin sobrevivientes que nos destruyó la vida.

Cuando alguien quiere ser encontrado es cuando más se esconde... Ya había desistido de buscarte sin victorias , y de pronto, se acaba la partida de ajedrez: No hay escondites, no hay más anonimato, ni misterios conspirativos, ni alineación planetaria, ni calendario Maya. No hay nada, excepto algo alterando el sentido del orden.

Han pasado 39 horas desde que cerré los ojos por más de cinco minutos. Tengo miedo de no volver a abrirlos, porque una vez pedí, entre llanto amargo, ver tus cara una vez más antes de morir...

ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER 

viernes, 7 de julio de 2017

SAN JUAN SIN LUNA





Quise entrar al mar y tocar el horizonte.
Quise quedarme ahí hasta que me salieran branquias.
Quise seguir caminando hasta que mis pulmones se acostumbraran o simplemente, dejar de respirar.

Me quedé mirando, enajenada del mundo, ausente de mi misma, el correr de las horas, y el tamborilear de los segundos en el entrecejo, sin mover un músculo, porque ya no estaba. Creo que nunca estuve. Era una cáscara de la que solía ser, vacía por dentro y tan frágil ante la amenaza de una exhalación, que los resquebrajos se comenzaban a notar sin prisa. Me convertí en espacio cargado de desesperación y angustia, oscuro cuando la reverberancia de la luz aparece, e infertil para la alegría. Hace tiempo, casi una vida atrás, fue que parí la última... Las risas desde entonces, son todas mentirosas para aminorar el batallón de preguntas que se puede levantar si alguien se enterase de lo que ocurre: Caos y muerte.

Quise entrar al mar y congelarme...

El mundo pasaba por mi lado sin darme cuenta, sin importarme un carajo el agotamiento de la paciencia de los espectadores. Pasaba y se me iba la vida.
Pasaba a conciencia del desperdicio, sin embargo, no me moví. Él miraba sin decir palabra alguna. Yo sabía que me observaba. Me sentía segura, con esa certidumbre que nadie me prometió, de saberlo dispuesto a salvarme por si atacaban las ganas maliciosas de plantarme un tiro en el medio de la cabeza. Sabía que me detendría

Quise quedarme ahí y echar raíces, con él al lado, pese a que nunca se lo dije. Yo me quedé...


Amenazas de porvenir repleto de mierda, se levantaban por el oeste, disfrazadas de esperanzas caducadas antes de ser ofrecidas. Una sucesión de mañanas inagotables, impuros y con brío, llegaron de golpe sin darme tiempo de defenderme con estrategia de contraataque. Masacre por todos lados. Cadáveres de días, sangre pastosa extraída de los relojes regando el pasto, metrallas de segunderos incrustados en las paredes, mis ojeras tocando el piso, y mil heridas imaginarias al pensamiento degenerándose en demencia temprana. Cuando bajé los brazos, ya no estaba.

Gasté tanto tiempo tratando de mantenerme a flote, temiendo ser consumida por el abismo del futuro incierto, pese a la reberverancia de la vida misma, que no sé cuando se fue.
Yo pataleaba por no sucumbir ante lo desconocido. Me aferraba a los restos de cordura resagados para poder darle un sentido a tanta deprivación. Yo había dejado todo con tal de vencer. Incluso lo olvidé por un instante... Fue estúpido pensar que al voltear estaría ahí... Fue estúpido pensar que me rescataría...De mí.

Hoy quise volver a entrar al mar, y sentir, por dos segundos tu ojos sobre mi hombro, cuidando mis pasos...
Aquí no hay mar...


ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER



© Francisca Kittsteiner, 2008 - 2009.
- Franykityzado por Klaus, ©2009.