jueves, 27 de octubre de 2022

LA BUENAVENTURA DE TUS DÍAS

 





Todos los días, vuelves a mí, de tantas formas que a veces, solo resta una palabra para que de un golpe tu presencia me tome por la cintura y nos pongamos a bailar entre la gente que nunca termina de estorbar.

Mis noches, en cambio mi amor, son tan vacías e infértiles, repletas de tundra y de arrepentimientos. Hay ocasiones en que Dios se compadece y me deja soñar contigo, luego de escuchar el desfilar de lágrimas antes de dormir, las negociaciones que hago con tal de una última coincidencia, o incluso, gritos ahogados de dolor con tu nombre al final. No quiero más, solo una tarde volver a verte y conversar contigo, o quizá, siendo más ambiciosa, una noche, para redimir el daño, el vacío y el paso estrepitoso del tiempo en nuestras pieles.  Cuando esto ocurre, soy tan feliz, aferrándome a la creencia idiota de que de alguna u otra forma, las vibraciones del universo me transmiten tu buenaventura.

Siglos de silencio, años de ausencia y la esperanza insolente de seguir esperando por si algún día decides regresar. ¿Dónde estás?

 

Estas tan lejos de mi alcance, que los acantilados se volvieron seductores otra vez.

Camino descalza por el filo de las rocas, cuando las olas están embravecidas, cada vez un poco más cerca del límite entre este mundo y el otro, sin miedo a no volver con tal de entregar mi vida como ofrenda a cambio de una visión del futuro y nada, no apareces mi amor, por ninguna parte ¿Quién me detendrá de caer?

 

Mi piel está enferma de anhelo.


Mi alma tremula por la falta de su par.

 

¿Qué dónde estoy? Donde siempre he estado, esperándote.



ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER 

 

 

domingo, 21 de agosto de 2022

DELIRIO DE TI



El asedio de la rutina era una constante, encerrada en obligaciones y excusas baratas camufladas bajo la consigna de la perpetua falta de tiempo. 
Los días habían comenzado a cambiar de tono. El tónico era el frío y la oscuridad temprana, pero un temblor carroñero, en una noche inquieta, hizo revivir el recuerdo del único terremoto que había experimentado. A la mañana siguiente, el alba apareció antes, trajo sol y la promesa de una primavera adelantada con caricias de calor. Era un vaticinio. 

Así como cambia el clima, cambian las personas. 

Recibí un mensaje de alguien que pasó de ser un alumno a un amigo querido. Una reunión pequeña fue la invitación propuesta. 

Tras vivir la mayoría de mi vida en esta ciudad, aún había lugares desconocidos. Esta fue una ocasión para descubrir los límites de lo familiar. 

Conversé con mucha gente, reí, canté, bailé, fui feliz, pero el frío glaciar volvió a reclamar poderío. El aliento empezó a condensarse dibujando caminos hacia las estrellas para llevar mensajes de añoranza. 

Me alejé del ruido un momento para conversar con aquellos que hace mucho se fueron a conquistar La Cuidad de Plata. Tuve calma en el corazón. Sin embargo, al regresar a la gente, entre los rostros de extraños, juro haber visto el tuyo, amor mío. 

Había pasado tanto tiempo sin que me atormentara tu recuerdo que casi, pensé que este lazo, a veces maldito, se había diluido en el olvido mutuo. Pero no. 

Era algo tan imposible tu presencia en ese lugar, como lo es que algún día leas esto. 

Miré varias veces y en todas, tú. ¡Eras tú! Hasta que aquel impostor giraba el rostro dejando ver el suyo real: si la cara giraba a la derecha eras tú, pero ya al volver al neutro, te desvanecías. La ilusión de un oasis en este desierto perpetuo donde estoy desde hace eones. 

Soy capaz de notar cambios sutiles en el ambiente, y descubrí que ese es el secreto de mi habilidad misteriosa para anticipar catástrofes (por buscarle una razón).

El mundo dejó de comportarse como siempre después de aquel temblor. Probablemente, sea un anticipo de algo peor y que te haya visto una vez más, aunque sea bajo el camuflaje de un delirio, es otra de estas señales imperceptibles a un ojo no habituado a las señales de los muertos. 


ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER 

miércoles, 29 de junio de 2022

EL TIEMPO SIN TI

 


Ya perdí mucho tiempo amor mío, esperando por tu regreso.  Los ojos se me llenaron de niebla, impidiéndome ver la verdad, hasta ayer: nunca volverías.

Vivía colgada del pensamiento mágico de creer, que solo por desearlo  lo suficiente, por rogar en cada noche y por invocarte entre orgasmos, tú vendrías corriendo a mí.  Han pasado tantos años, que dentro de poco se hará una década dedicada a la contemplación de  un sueño tan imposible como las ansias de echar el tiempo atrás. Tantos años y ni una noticia tuya. Silencio y angustia, en eso se convirtió tu nombre, en desborde de emociones y una cama vacía.

Entrego a la suerte los planes de una vida junto a ti, renuncio a los hijos imaginados en conversaciones infantiles cargadas de ilusión por un futuro que no se presentó, me despido con lágrimas en los ojos de cualquier cosa que resucite algún recuerdo tuyo.

Así como te amo, me duele.

 

Las noches desde ahora, de seguro serán más largas; ya no tendré con quién conversar en la inconsciencia, no te contaré lo que hice durante el día ni lo mucho que te extraño en cada segundo. Habrá frío y tormentas, hambre y desesperación. Hoy agonizaré hasta desangrarme casi por completo, dejándome solo lo necesario para ver un nuevo amanecer, donde ya no estarás y ya no esperaré por ti. Le entrego mi carne, sangre y sueño a quien me cumpla el anhelo de erradicarte de este corazón, insistente en aferrarse como un cáncer a ti.

 

El mundo se desajustó después del debut de San Juan entre aguacero y truenos, o quizá,  es la cercanía de fechas tan críticas como el cambio de folio, las que me sumen inexorablemente a un vacío profundo como el arrepentimiento de nunca haberte besado. Desde entonces, mi corazón vive en la latencia de la espera, congelado en el tiempo, en mi reino de inmensa soledad. Me pierdo entre la locura de la necedad de no poder admitir que te perdí.

 

Ya no, nunca más volveré a rellenar espacios en blanco con recuerdos difusos donde fui feliz contigo. No cambiaré la historia para confortarme. No regresaré nunca a ese lugar en el medio de la ciudad, a 14 pisos de altura, con una única ventana y una planta suicida, en donde nos consolabamos el miedo acarreado de lanzarse a lo desconocido, sin otra opción, que no fuera sobrevivir. Nunca más volveré al día en que el cansancio pudo más, y me dormí en tu cama hasta que la luna se impuso alta en el firmamento. Nunca más te veré llegar por el pasillo, cuando entre ajetreos cotidianos, olvidé cocinar, pese a que lo habíamos conversado 2 horas antes. Nunca más mis manos te buscaran.

 

Ya perdí mucho tiempo amor mío. La carrera sigue avanzando, los planes se van cumpliendo según la proyección y no estás conmigo. Tanto tengo y no te tengo.

Me siento más cómoda en la intemperie que encerrada en cuatro paredes. Busco el ardor causado por el frío, porque me confirma mi propia existencia.  Hay momentos cuando pierdo el sentido de realidad y tu voz lo inunda todo, desesperándome por el deseo de encontrarte rondando cerca, pero no, es una trampa puesta por los demonios cobradores de esperanzas. Se me desdibuja entonces, la felicidad.

Moriré de abandono.

 

Hoy será el último día dedicado a ti, mi hermoso Samson. 

 

ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER. 

 

 

 

 

 

 

 

martes, 24 de mayo de 2022

DELILAH


 

 

 

 

Soy Francisca y también soy Delilah, aunque ya son muchos los años en que nadie me llama así.

De repente, aparecen ecos de voces ya habladas susurrando en mi oído palabras que en su tiempo no supe oír y que hoy retumban condenando la estupidez arraigada en la juventud.

 


Existe ese rumor inquietante en el aire advirtiendo porvenir, siempre , siempre incierto, pues es una lengua entendida únicamente, por el alma, obligándola  a permanecer alerta por si algo en el universo decidiera cambiar, mortificándola cuando se muere en la inconsciencia, mostrándole imágenes tiernas de un reencuentro postergado en el tiempo.

 

“Qué hubiera pasado sí” es la pregunta que ronda por las marañas de pensamientos, ya podridos de tanto  manosearlos y que aún así,  no deja de repetirse volviéndose insostenible el correr del día, al punto que me obliga a romper la promesa de permanecer entre las sombras para que mi nombre no cause más dolor. En este minuto, el orgullo puede irse a la mierda.
 

Entre tanta locura aparece un oasis que puede salvarme la vida; Una esperanza enfermiza, resucitada desde las cenizas, solo para hacerme sonreír en la calidez de tu voz, cuando un sueño decide traicionarme trayéndote tempestuoso hacía mis afanes. Siento en las entrañas, la acomodación del universo y el pago del karma (por fin).


Hay algo que continúa viviendo. Hay algo que, pese a que me aniquila cada vez, me mantiene viva un día más. Quizás la muerte que rondaba a la felicidad decidió marcharse. Quizás también me cruce por tus pensamientos ¿Es así?

 

Esta no es la primera vez que escribo  a propósito de ti… Hay cientos de papeles dando vueltas por ahí, mas, la frecuencia con la que invades mis sueños, me hace creer, que quizá tal vez, en una de esas, ya es tiempo de verte volver... Sigue doliendo tanto la cicatriz como la herida misma de no tenerte en mis días.
 

Haber renunciado a mi orgullo, es testimonio de lo puras que son mis intenciones (sabrás que es a lo que más me aferro, pero languidece ante ti).  No sé qué hiciste conmigo. Ya no sé cómo puedo llegar a ti. Si tu me hablaras, yo llovería a cántaros.  Sin embargo, todo permanece en un supuesto venenoso. 



 

Con cariño, Delilah. 





ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER

LA TEMPESTAD


 

 

 

 

 

 Lo único que se logra oír es el retumbar de la lluvia en los techos.  No hay nada más.

La luz se ha ido hace un par de horas con la excusa de traer salvación pero ya nadie cree que vuelva. De a poco se van apagando las esperanzas.

¡Hay tanta agua alrededor y tanta sed de sus besos!

La noche se presenta igual que las anteriores: Fría, con lluvia y más lluvia, aunque hoy tiene los galardones que le ofrecen los candelabros prendidos por la casa creando constelaciones diminutas y al alcance de la mano, otorgándonos lo que el cielo nos prohíbe: Luz.

¿Se encontrará bien?

Me pierdo en el danzar de las llamas dejándome hipnotizada con sus corcoveos seductores donde me muestran la figura de un hombre acercándose ¿Vendrá a cobrarnos la vida?

Los cristales se escarchan amenazando con quebrarse en miles de partes, pero todavía dejan ver que desde afuera emana una luz particularmente siniestra iluminando el firmamento imprecisamente pero completo y nadie logra encontrar de dónde proviene. Solo está ahí. Alumbra. Y por las fechas no puede ser la luna. Quizás Dios no nos odia y nos dice “Ahí tienen su esperanza. Aférrense a ella.” O tal vez todo lo contrario, es un vaticinio de que el tiempo se agota conforme sigue avanzando el reloj y la cosa se pone peor.  Ninguna de las dos opciones parece confiable a estas alturas y temo por la salvación de mi alma. La duda, cuando aparece, infecta cada pensamiento en concepción febril tras llenarse de desesperación y el encierro constante no mejora la situación. Sería mejor que me quitaran el aliento la próxima vez que vuelva a dormir pues la figura del hombre, altera el sentido del orden aquí dentro. En mi cabeza. En cada minuto. Él.

 

Aparece un olor a castañas asadas inundando el aire. Por un segundo me encontré de nuevo en su cuello, tantos años atrás, pero segura de cualquier mal.

 

¿Habrá recibió mis cartas?

 

Un rayo toca el piso e incendia la tierra dos segundos para luego, extinguirse en un recuerdo que dejó cicatriz para siempre. En la exterior se desató el llanto tras la pérdida de sus municiones.

 

¡Ahora hay música en los cielos! Los truenos marcan la cadencia de la sinfonía improvisada, poniendo a cantar a los queltehues la amenaza circundante a sus vidas tras la destrucción de sus nidos y la lluvia siempre detrás. Trueno, tras trueno, tras trueno como paroxismos en avalancha de su nombre en mi cabeza cuando enfermo de nostalgia.

 

¿Volverá por mí?

 

Hasta las nubes se están cansando de llorar ¿Cuándo lo harán mis ojos?

 

Presiento la aniquilación tempestuosa de cuanta alma vague en la intemperie, como si los demonios jugasen a disposición en los jardines esperando, asechando para poder robar lo que vinieron a buscar. Puede ser que ellos conozcan las respuestas a mis preguntas. Puede ser que vengan con el hombre.

 

Hasta el momento, lo que he podido sacar en conclusión es que o me matan los demonios o me mata la lluvia o me mata él si no vuelve a mis brazos.



ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER

lunes, 23 de mayo de 2022

EL FAMOSO RUMOR DISTINTO

 

 
 
 
 
Hay un rumor en el aire
Camuflado con lo sutil de lo común:
La cuidad, los libros, los días, el frío,
El latir errante de dos corazones.

Hay intranquilidad en el lecho por el espacio vacío,
El hálito congelado que no llega a ninguna parte,
Pensamientos revueltos con más pensamientos
Y las ganas asfixiantes de volverte a ver.

No hay amnistía en mis afanes,
Ni una mísera noticia me traen de ti,
Como si nunca hubieras existido en el  mundo,
Como si nunca me hubieras robado la razón.

¿Dónde estarás? ¿Qué pasó con el final feliz?
¿En qué momento del camino soltaste mi rumbo y te perdí?
¿Por qué decidiste por los dos la muerte de la vida misma?
¿Volveré a ver tus ojos, oír tu voz, sentirte?


Hay un rumor distinto en el aire,
Tal vez sea la sapiencia de la soledad inherente a tu nombre,
O quizás, puede ser, que hayas pensado en mí;
Siempre esa unión maldita que altera el universo.

¡Vuelve, te lo imploro, vuelve! ¡Ven que sigo esperando!
Ya comienza a caer la noche y tengo miedo de los fantasmas
Que puedan venir bajo tu comando por tanto dolor causado,
Pero, amor mío, nunca fue mi intención destruir tu alma.

Vuelve,.. Sólo vuelve… aunque sea para verte otra vez.
 
 
 


ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER


lunes, 21 de febrero de 2022

PARA TI, EL MUNDO.


 

 

 

 

 

La ansiedad se hace constante con la promesa tácita del cambio de destino la cambiar de año y se me hace inevitable pensar que quizás se acabará mi condena y tras las luces, verte aparecer.

Siento en las entrañas la acomodación del mundo para parir una coincidencia dentro de todo el caos después de juntar al alfa y al omega; los ángeles cantan el réquiem de una era marcada por tu ausencia.

Se levantan premoniciones y entre los sueños se revelan maliciosos los quebrantos de mi vida, una vez más, dictados por ti.  

 

Hace eones te fuiste y aún hoy, las pequeñeces del día a día, de alguna u otra forma, explican el porqué de tanto.

Tener un corazón en la mano es poder. El poder consume y se lleva a la cordura a lugares inexplorados, para dejarla perdida incluso, del ojo vigilante de Dios. Yo tuve tantos corazones en mis manos, que hubo un momento en que me acostumbré a la sangre tibia desfilando por mis dedos. El resto ya es historia contada.

 

El devaneo de las aguas con el viento, las gaviotas con sus rituales de apareamiento, hasta el sol muriendo despacio sobre el horizonte, suplica por noticias tuyas, por tus brazos enraizados a mi espalda y la promesa eterna de sexo al anochecer, solo que no estas.

 

Una vida estancada por capricho, la penitencia paupérrima de pagar con dolor tu propio dolor, pese al desconocimiento de la causa para sus afanes: aquí estoy, estática… esperando.

Aquí estoy, congelándome inmóvil mientras las horas pasan raudas dejando sal en las heridas que, pese a todo, no puedo curar, hasta que vuelvas ¿cuándo?

Cada deseo lleva tu nombre, cada sonrisa deja entre suspiros la cadencia de tus frases, cada noche, el último pensamiento va dedicado a ti.

 

Es insondable el tamaño de mi arrepentimiento, tanto que hice un mar solo de lágrimas para poder ahogarme cuando la soledad decide atacar. Ahí no es posible que exista, pues cada lágrima es un recuerdo tuyo.

Hay un futuro en pausa esperando por ti. Hay hijos por concebir cuando regreses. Cientos de cuentos con finales felices que quiero escribir para ti y tanto amor por entregarte como tiempo sin ti he vivido.

 

Volvamos a encontrarnos, a conocernos y a enamorarnos. Hagamos borrón y cuenta nueva e imaginemos, que este lapsus, nunca existió.


ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER

© Francisca Kittsteiner, 2008 - 2009.
- Franykityzado por Klaus, ©2009.