martes, 24 de mayo de 2022

DELILAH


 

 

 

 

Soy Francisca y también soy Delilah, aunque ya son muchos los años en que nadie me llama así.

De repente, aparecen ecos de voces ya habladas susurrando en mi oído palabras que en su tiempo no supe oír y que hoy retumban condenando la estupidez arraigada en la juventud.

 


Existe ese rumor inquietante en el aire advirtiendo porvenir, siempre , siempre incierto, pues es una lengua entendida únicamente, por el alma, obligándola  a permanecer alerta por si algo en el universo decidiera cambiar, mortificándola cuando se muere en la inconsciencia, mostrándole imágenes tiernas de un reencuentro postergado en el tiempo.

 

“Qué hubiera pasado sí” es la pregunta que ronda por las marañas de pensamientos, ya podridos de tanto  manosearlos y que aún así,  no deja de repetirse volviéndose insostenible el correr del día, al punto que me obliga a romper la promesa de permanecer entre las sombras para que mi nombre no cause más dolor. En este minuto, el orgullo puede irse a la mierda.
 

Entre tanta locura aparece un oasis que puede salvarme la vida; Una esperanza enfermiza, resucitada desde las cenizas, solo para hacerme sonreír en la calidez de tu voz, cuando un sueño decide traicionarme trayéndote tempestuoso hacía mis afanes. Siento en las entrañas, la acomodación del universo y el pago del karma (por fin).


Hay algo que continúa viviendo. Hay algo que, pese a que me aniquila cada vez, me mantiene viva un día más. Quizás la muerte que rondaba a la felicidad decidió marcharse. Quizás también me cruce por tus pensamientos ¿Es así?

 

Esta no es la primera vez que escribo  a propósito de ti… Hay cientos de papeles dando vueltas por ahí, mas, la frecuencia con la que invades mis sueños, me hace creer, que quizá tal vez, en una de esas, ya es tiempo de verte volver... Sigue doliendo tanto la cicatriz como la herida misma de no tenerte en mis días.
 

Haber renunciado a mi orgullo, es testimonio de lo puras que son mis intenciones (sabrás que es a lo que más me aferro, pero languidece ante ti).  No sé qué hiciste conmigo. Ya no sé cómo puedo llegar a ti. Si tu me hablaras, yo llovería a cántaros.  Sin embargo, todo permanece en un supuesto venenoso. 



 

Con cariño, Delilah. 





ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER

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© Francisca Kittsteiner, 2008 - 2009.
- Franykityzado por Klaus, ©2009.