martes, 6 de junio de 2023

DESQUICIO

 

 


 

 

Desquicio… desquicio y ansiedad. Noches eternas desgastadas manoseando un quizás, un tal vez, escudriñando alguna posibilidad.

 

Premoniciones cumpliéndose en tiempo récord. El mundo haciéndose amigo con las conspiraciones nacidas por necesidad. Eclipses, besos, complicidad… Tus manos invitándome al amor: la cadencia, la indecencia y los devaneos.

El placer se hizo habitual y la gente despreciable. ¿Cuánto tiempo duró la hambruna? A un desnutrido, no se le puede llegar y alimentar. NO. De a poco, lento, con calma, a intervalos regulares, pero no de golpe o el daño puede ser mayor. Lo mismo pasa aquí. Es lo mismo con el amor: un calor tenue, aunque constante para recuperar a un corazón destruido, paciencia y adoración. Tus besos haciendo camino. ¿Hace cuánto estás aquí? ¿Quién te dejó entrar? ¿Destino, casualidad? ¿La pandemia?

 El mar está tranquilo, siento el hechizo romperse y soy libre. La Luna puede oscurecer al sol. Las olas danzan según mi voluntad, mas no celosas, sino cómplices, amalgamando los gemidos con sus reventares, camuflando la salinidad del sudor con la bruma de media tarde. Ya no les pertenezco, de eso estoy segura. Hay un palpitar errático que advierte un giro en la trama. El plan cambió a penas vi esos ojos profundos acercarse como si nada trayendo de pronto, un impulso de correr hacia el vacío y saltar. Aquí estoy, en caída libre, sin saber qué habrá debajo o si tocaré fondo alguna vez. No importa. Suenan sinfonías de cigarras inundando el silencio, y yo me pierdo en el rumor de una voz seductora que llama por mí, suplicante de atención y deseo.

Hay veces en que no sé qué hacer. Se reinician los sistemas y no hay guías por seguir, y ahí es cuando ataca el instinto dejando el cuerpo a la deriva de sus caprichos, y es peligroso cuando al capricho se le comienza a amar. Esto precisamente fue lo que pasó; trasgredí los mismos límites que había impuesto, necesitando cada vez más cerca su compañía y me perdí.

El cazador se enamoró de la presa.

La presa terminó hiriendo al cazador. 

 

 

ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER

© Francisca Kittsteiner, 2008 - 2009.
- Franykityzado por Klaus, ©2009.