Sábado 4 am, yo apoyada en un pilar de la chimenea y el
carménère descorchado.
Cigarro en mano y la nostalgia floreciendo como los aromos
en primavera.
Nunca había visto a la luna vestirse de niebla jugando a ser
Júpiter al formar a los luceros en ronda a su alrededor, ni al mar tan al
acecho, estando listo para cazar al transformar su canto rimbombante en acordes
sutiles, o a la brisa hablando en idiomas, con lenguas extintas y conjuros de
brujas viejas, ni a las sirenas caminando en tacones sobre los roqueros. Hoy es
la noche de entrega de las piernas para escapar al mundo. Hay que irse de casa
para enfrentar los miedos. Yo vine a dar la cara por los míos.
Espalda recta como desde chica me enseñaron, y el pelo
suelto ahumándose a fuego lento por la combustión de los leños tras de mí,
mientras van extendiendo riveras más allá de los tiempos. Cintilar de estrellas
brillando a lo lejos...
Ojos profundos que aparecieron de pronto y reclamaron tras ser inquisitivos, su lugar en
mi pecho porque ya por mucho los había dejado podrirse en lo más oscuro de mis
pensamientos.
"Siempre tuya.
Siempre tuyo.
Siempre nuestro". ..
¡Oh Van Beethoven!
Ahora entiendo que una vez poseso, SIEMPRE Preso.
Pero que preso más feliz, al condenarme a tus besos.
No sé por qué todo suena a poema,
Si trato de decir que se me va la mañana.
Quizás ya estoy cansada de tanta cizaña.
Que la necesidad, el cuerpo me quema...
Si tú quisieras,
dejaríamos de ser solitarios. Si tú quisieras la furia de las olas la tendrías
en tus manos. Si tu quisieras, renuncio a mi corona, a los placeres culpables
(jamás, jamás a los libros) a la respiración misma, si es que la tuya se vuelve
dificultosa. Estoy aquí, dejando fluir las horas hasta que se tornen en días,
meses, años, en vilo para no dejar pasar la ocasión de revertir el rumbo tomado
hace tanto ya.
Caminar sola no es lindo y mis manos, huérfanas, amenazan
con entumirse si es que no las refugian las tuyas de nuevo.
¡Es suficiente! Veo tu
cara en cualquier persona puesta en frente, sintiendo al corazón paralizarse
mientras se regocija en esperanzas de que sus ansias sean satisfechas, para
después morir cuando la sensatez aparece en escena y se disipan las ganas de
correr a saludarte con forme el rastro de un perfume familiar se envenena en lo
aciago, importando un carajo el mundo, vuelven los rostros desconocidos, todo
avanza rápido y el corazón late de nuevo con golpes agónicos y recriminatorios, maldiciendo su desgracia
de amar en desfase.
Todos tienen algo de ti... La locura se apoderó de mis ojos o lloran tu ausencia,
convirtiéndose en cataratas eternas...Las cataratas ciegan... Operación es
necesaria... ¿Cómo operó a un alma vagabunda por encontrar a su similar?
¿Cómo amputo la ilusión de la proyección
de una vida juntos?...Me quedaré ciega, pero ¡Por Dios! Que sea tu cara lo último que vea... Sería la
absolución de los enfermos y no se le puede negar a un moribundo.
¿En qué momento se
acabó el Carménère? No siento los
dedos... ¡Cresta! ¡La chimenea! No me quiero mover... ¿Te acordaras dónde
vivo? A mí, se me olvidó tu dirección.
Aquella vez, no había dormido en varios días y por muy extraño que sea, mi
sentido perfecto de ubicación espacial, falló al punto de no recordar cómo
llegué, ni a qué piso subí, ni por qué
no me quedé viendo un capítulo de esa serie contigo, en cambio, me fui a
estudiar los tipos de celulitas que conforman los tejidos al dormitorio de al
lado... Pasaron 5 años, continúo sin dormir, sí algunas veces por las celulitas
y su afán de conquistar al mundo en malignidad, pero la mayoría es por ti... A todo esto ¿Qué hora es? ...
¡5:25 am! ¿Ves? No es mentira. Se
acabaron los cigarros.
El mar seguía tranquilo, las sirenas volvieron a casa porque
no les gustó caminar (no más culpo), se
apagaron las estrellas y hay mucha luz en el cielo... Mucha luz. Voy a
bajar...Me tiene que escuchar...
- ¡Levántate! - Le grité con los pulmones
sangrando. - ¡Levántate! ¡Te has hecho el huevón todo este tiempo! ¡Se
acabó! ¡Levántate mierda! - Acudieron las manejadas a calmar mis gritos, tratando
de no dejarme pasar. - ¡Me mentiste!
¡Callé cada catástrofe que me pediste! ¡Callé tragedias mientras veía a
la muerte restregarse Las manos! ¡Callé
toda la maldad que nadie te conoce y te haces el huevón! ¡Nunca lo trajiste!
¡Nunca nos pudimos juntar en esta vida!
- ¡No cumpliste! ¡No guardaste silencio! ¡Le dijiste a él
sobre el 2010! ¡Le advertiste!
Desconozco tu nombre Sirena. ¡No
te bastó con escaparte de aquí por
perseguir una fantasía, sino que dices lo que no debes! ¡Si te salvé a ti y a
los tuyos, por qué hablaste! ¡Si no
guardas tus secretos, allá tú, pero calla los míos! - Seguían subiendo las aguas hasta cubrirme
por completo, como abofeteándome por
indiscreta. - Dolió la traición. Quiero lágrimas a cambio. Ya no podrás
regresar aquí. Nunca lo verás volver. - Dijo Poseidón después de hacer día de
la noche con todos los truenos lanzados a mí alrededor, pensando que con eso
quebraría mi entereza.
- Te vas a arrepentir. No olvides
todo lo que sé y cuántas almas te puedo quitar.
-Ya no te quedan más ases bajo la
manga, Sirena.
- No has puesto las cartas en la
mesa. No sabes lo que puedo hacer. Sabes que se puede alterar la línea de
sucesión. -Tiró otro trueno al mismo tiempo que una ola tan grande como un
rascacielos se dirigía hacia mí.
No hay nada por perder. Atravesé
las aguas y le clavé una roca en el
corazón. Todo calmo otra vez. - Te lo dije: No sabes lo que puedo hacer.
Ascendieron batallones de tritones escoltando un carruaje de
coral con perlas negras incrustadas en las correas, tirado por caballos de mar
gigantes, de los que habitan en lo más oscuro de las profundidades y que sólo responden a quien tuviera el
control del océano.
"Veamos si ahora
desconoces mi nombre" Dije cuando veía el cadáver de Poseidón hundirse
convertido en espuma.
Si no he de volver a verlo, si ya mis razones caducaron, si
la noche se ha ido... Comandaré los 7 mares.
-¿Cuál es su primera orden Sirena? - Preguntó el
General de los Tritones.
- Que mueran los hijos de
Poseidón.
De aquí no me movería nadie.
ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER