Tengo rota el alma y esta vez no sé por dónde comenzar el
remiendo…
Aún escucho destrozarse de a poco mi vida y no tengo con
quién hablar, porque tú, que siempre estabas ahí cuando el corazón dolía, eres
quién ahora, procura mis lágrimas.
Ya no sentiré tu abrigo. Ya no podré ser pequeña otra vez. Ya
no te tengo conmigo.
Tengo rota el alma. Sangra en silencio el amor en mis manos.
Muere de a poco la felicidad recelosa y todavía necesito tu abrazo, que vengas
a rescatarme de mis pensamientos y digas que es mentira, una broma de año nuevo
si se quiere ¡Dime que todo va a estar bien! ¡Defiéndete, maldita sea! ¡Defiéndenos!
No me dejes caer.
Se suponía que tú me protegerías para siempre, entonces
porqué causas tanto dolor a la niña de tus ojos ¿Por qué dejas que se consuman
mis fuerzas? Ni siquiera te despediste. Hoy no sé dónde estás.
Tengo el alma rota, por tu culpa, papá.
ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER
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