martes, 30 de noviembre de 2010

LO QUE DEJASTE EN MI





Cristales caen sin medida,
Amenazando con llagas lacerantes,
Al cuello desnudo donde depositan su caudal,
Pidiendo el pago de sacrificios en solsticio.

Lamentos hay en el aíre deambulando,
Como noctámbulos con sueño de madrugada,
Cazando los rayos carmines que se cuelan por los arreboles,
Cuando la niebla ataca por la espalda.

Dolor se cambia por entrada al cielo del deseo,
Con lágrimas, llanto, lamentos y sangre,
Convulsiones exasperadas con sudor empedernido
Que resbala por la piel fundido a fuego frío.

Hay melancolía en los ojos de los mortales,
Que sin mirar ven escapárseles la vida,
Entre las manos congeladas por el hálito
De la muerte con cáncer que ronda los pasos.




Las canciones de amor son cánticos amargos,
Atravesados en la garganta ahumada de rencores,
 Llenas de arrepentimientos baratos pulidos,
Impidiendo la salida de los gritos tenebrosos.

La gente pasa por la calle y flota
Entre las masas de smog condensadas en sus pensamientos,
Los autos compiten en carreras presurosas,
Como si tras de ellos viniera persiguiéndolos el diablo en persona.

Se aglomeran las patrañas tiernas en los labios
Al borde de la cianosis por falta de besos cálidos,
Las manos extrañan el contacto con el roce
De los quejidos erotizados nacidos en lo lascivo.

Hay  que dormir antes que la fatiga se agote,
Cerrar los párpados y extender los brazos en el letargo,
Esperando que el sueño les entregue un abrazo

Malicioso a ratos, pero carente y apretado.


ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER

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