Explícame
en simples términos, cómo llegué a este estado de demencia,
Creyendo
que el infinito no existe y que es imaginaria su raíz,
Perdiendo
los cabales que me obligan a callar como voto de penitencia,
Al
traicionar a mis impulsos y maldecir a la vida por su matiz.
Enséñame
cómo liberarme de las cadenas que me amarran con persistencia,
A un
pasado que ya no quiero seguir recordando porque me temo, ha muerto,
Asfixiado
en versos divinos sobre mí, sobre ti, y esta macabra dolencia,
Que
terminó ejecutando a un amor que se suponía, eterno.
Muéstrame
el camino que me conduzca hacia mi propia independencia,
Pues
mis colonias siguen al mando del rey que no conoce a su sirviente conquistador,
Que
arriesga todo lo que tiene y lo que no para ganar su magnificencia,
A
cambio de un beso regalado antes de jurar nunca volver a parir un amor.
Ven y
trae contigo a los verdugos que han de dictar temprana sentencia
En
contra de mi cabeza que no ha hecho sino, pensar en ti y rezar por tu cuerpo.
Ven y
arranca de mis brazos la palpitante agonía que dejaste con prudencia,
Antes
de sacarte el disfraz de ángel y aparecer como eres, cuervo.
Porque
ya no soporto la idea de lo que está pasando entre nosotros,
Entiéndeme,
te amo como lo no volveré a hacer, pero no aguanto la dependencia
Que
desarrollé sobre ti, al imaginar que tus labios están en todos los otros.
Libérame
de mis pecados, de este remolino lleno con turbulencias,
Dime
adiós y partiré tranquila a un destino que todavía no invento,
Mientras
me ahogo con las flores en botón y sus melosas pestilencias,
Que no
hacen más, que acordarme que amarte fue un mal intento.
ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER
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