Siento que
algo está mal, que debería doler el fracaso y que yo no tendría que quedarme
aquí lamentándome por algo que jamás vio la luz del día porque no quise pelear
por ello. Siento que en cualquier momento vendrán por mí los verdugos del
demonio a cobrar la parte de lo que les corresponde de mi alma porque saben de
mis tratos con el cola ‘e flecha de cuando era más joven y desprovista de carácter.
Siento que la noche está demasiado calma para que esto sea sano y natural,
tanto silencio me perturba y dejan que
mis pensamientos vuelen siguiendo a los flujos de mis emociones maliciosas a un
callejón sin salida. Algo no esta bien… ¿será que en algún momento perdí de
vista tus ojos maravillosos y alguna ramera me los robó? ¿Te volveré a ver? ¿No
debería dolor el hecho de que no te encuentres aquí conmigo como en un comienzo
imaginé? ¿Qué me está pasando? Porque desde un tiempo a esta parte me he vuelto
creyente de mis anhelos, esperanzas que no sabía que aún poseía por tanto
tiempo tenerlas olvidadas en donde no hay alcance.
Comienzo a
creer que pronto se acabaran mis fracasos, que volveré a reír sin darme cuenta
de mi inconciencia, que tú, pequeño príncipe, pasaras al olvido porque ahora es
un Rey el que viene por la
Cenicienta, no un niño perdido con aires de galán. Empiezo a
creer que todo lo que alguna vez se concibió entre las miles de noches con
insomnio, será destino para mí, pronto, presto y violá....
ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER