viernes, 9 de agosto de 2013

DUPLICIDAD


Y quién hubiera pensado que esto pasaría,
Que la complicidad fuera tal de llegar al extremo
De despojarte de la roja, sin pensar que temo
A las cosas que de mí, el mundo pensaría.

Y solo tus manos pudieron despertar,
El deseo dormido que en mí habitaba,
Con la endemia de besos que nunca llegaba,
Por tanto tiempo negando, lo que no se puede negar.

Abundaba el  silencio escondido en la oscuridad
Y un desfiladero de caricias se hizo certero
Levantando tropas muertas por el cuerpo entero,
Aparadas en el secreto de la durmiente ciudad.

Y de pronto la ropa se hizo estorbosa,
Y danzares de caderas se apoderaba de la razón,
Tomando por victoria mi cuerpo y mutilado corazón,
Con un dejo taciturno de absolución piadosa.

Desde un principio esto estaba dispuesto,
Ala aventura  pecaminosa en los restos de tu piel,
Ahogarme de a poco en placer y dolor amalgamado con hiel
Que deja un sentimiento celestial con aires de siniestro.

Y no sé, después de todo, hay conflicto de emociones
Con una mezcla tétrica entre lo macabro y lo divino,
El miedo que muere como naufrago en el exceso de vino,
Y las fantasías fulgurosas que cran las putas canciones.

Comenzó a florecer un ápice de arrepentimiento,
Que no deja a mi cabeza tranquila: la tortura,
La enferma, la mata sin conseguirle una cura
Para dejar de pensar tanto pensamiento.

Pero así como en su momento se fue valiente,
Ahora hay que hacer lo mismo y ser fría como roca,
Porque de otra forma, como sigo me volveré loca,
Por tanto especular condenas incipientes.

Y si fue, fue y se acabó antes del comienzo.

ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER. 

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