viernes, 26 de diciembre de 2014

HURACÁN

Fue un día cualquiera, en una hora cualquiera,
Tras la conversación inocua de siempre a media tarde,
Cuando vi aparecer en tus ojos, la perversión,
Y el mundo cambió de giro, dejándome interrogantes.

El sol alumbró por la noche y la luna se tiñó de sangre,
El letargo se fue de mi costado, a encontrarte a medio camino,
Pues ya la concepción de algo se había concretado,
Y ese algo era tan tuyo como tan mío.

De pronto, la historia ya no era la misma y se quebró el cristal,
Porque ya las manos se aventuraban a roces sutiles,
Camuflados en el traspaso de la taza de café,
Pese a que era obviedad como se escribiría el final.

Pasaron los días y nada fue igual al que le precedió,
Aumentaron las cuotas de risas y las tazas de café,
Las horas se hicieron escasas, porque éramos felices,
Y aún todo permanecía bajo el velo de la negación.

Fue un día cualquiera, en un hora cualquiera,
Tras la conversación inocua de siempre, a media tarde,
Cuando, en la sonrisa que contestaba a la tuya,
Supiste que mis pensamientos iban por tu sombra.

Fue el día en que volvía a ver la perversión de tus ojos,
La hoguera incipiente del infierno en tu retina,
Porque el velo se había corrido para ambos y para el mundo,
Y entró la lasciva como huracán en el cuento.

Ahora el tiempo se hubo detenido y las horas pasaban flemáticas,
Las tazas de café iban en declive, pero el traspaso era más largo,
La hoguera apareció en mis pensamientos, sin retornar el letargo,
Porque ya no lo quería, sino fuera su costado por lecho.

Te cambié el nombre para que nadie supiera de mis afanes contigo,
Para evitar que el infierno se desatara en la tierra a media tarde,
Y postergarlo para una noche, encerrados los dos,
Y por como diste vuelta mi mundo, te nombré Huracán. 


ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

© Francisca Kittsteiner, 2008 - 2009.
- Franykityzado por Klaus, ©2009.