martes, 26 de julio de 2016

LA MORTAJA



Hay tantas cosas pasando por mi cabeza en este momento que no sé por dónde empezar a tomar el inventario del desquite emocional. Hay tantas ansias acumuladas, tantos planes asumidos que todavía no son concretos, tantos sueños distorsionando por completo los límites entre lo real y lo inventado, lo permitido y lo sano; llego a pesar que vivo más en un mundo irreal y no aquí afuera donde debería estar anclada a lo racionalmente tangible, aunque no estoy segura hasta qué punto es mejor aceptar el vencimiento de mi estadía en esta fortaleza ilusoria, que abandonarse a la pérdida de esencia y volver a pisar tierra. Pienso con fiel firmeza, que todo puede ser real, sólo depende de los sentimientos despertados al vivir una que otra cosa. Mis personajes se convirtieron en mis mejores amigos, en amores que han robado, deshecho y embellecido mi corazón y son tantos los que convergen porque son lo que fui, lo que soy y seré y espero ser, lo que tendré, los hijos que pariré, la casa que tendrá mi insignia en la puerta con sal de mar arrojada en el umbral para dejar afuera a los malos espíritus.

Si tan sólo existiera la forma de estar segura y con pruebas en mano, que estos disparates no se esfumaran al llegar el alba, no como las promesas que me infrinjo con ánimos nefastos de no cumplir

¿Tendré mi recompensa? ¿Habría descanso en mi imaginación inmensamente prolifera? ¿Lograré lo que afano con tanta desesperación? ¿Habría calma en el tormento de los remolinos que son mis ojos al caer la penumbra y encontrar un lecho vacío con sábanas de metal? ¿Se ocupará el lugar sin nombre en medio de mi pecho y que busca su identidad perdida? ¿Alguna vez estas palabras tendrán otro destinatario que no sean mis ojos? ¿Mis poemas los conocerán generaciones que todavía no ha sido concebidas porque aún no nacen ni sus abuelos o encontraran la muerte conmigo? ¿Es probable que haya estado soñando todos estos años siguiendo algún tipo de pesadilla escabrosa o es un dulce remanso el despertar que me espera con el contacto de los labios del que viene en mi rescate?  Se ha corrido la voz acerca de la existencia de una joven amortajada viviendo en algún lado del foso con dragones y no ha habido valiente, lo suficiente, que arriesgue su vida y la salve ¿No valgo la vida de algún caballero acaso o me faltan aptitudes, belleza, destreza, inteligencia? ¿Cuándo fue que perdí el sentido de mi misma? ¿Dios escucha mis suplicas? ¿Las entiende? Espero y confío, o mátame aquí.  


ESCRITO POR: FRANCISCA  KITTSTEINER 

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