De qué sirve el sacrificio si no hay nadie quién agradezca.
De qué vale el logro si no hay con quién celebrar… Al final del día soy solo yo, un par de
cigarros y varias copas de alcohol para suplir la carencia, un continuo de
ocasiones postergadas porque el cansancio es mucho, el tiempo escasea y el
circulo que se ha ido cerrando hasta convertirse en un universo de un único
habitante con su par de cigarros y sus varias copas de alcohol.
Al final del día, es solo un rostro apaleado por el sueño
crónico sin tener siquiera fuerzas para poder sonreír… Sin tener las ganas de
querer hacerlo.
De qué vale ganarles a todos, si todos se van y al cruzar la
meta, no hay nadie esperando… puramente el desierto sin el oasis.
De qué sirve tanto conocimiento si es el precio es tan alto.
Hasta ahora no lo vi.
No hay nadie.
Se fueron en silencio mientras yo leía.
Se fueron lejos mientras yo bebía.
Se fueron a perder cuando yo más los necesitaba.
Así como yo pospuse, me pospusieron hasta olvidarme, porque
los olvidé. Un pago con la misma moneda.
Vanagloria para quién las quieras. Yo solo pido compañía
ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER
No hay comentarios.:
Publicar un comentario