Espere paciente la vendida de un único amor verdadero.
Espere tu llegada a mis brazos y también cuando mis manos virginales
tocaron tu cara por primera vez pensando en el deseo, hasta que mis labios brindaron a tu ser el más dulce de todos mis besos furtivos por el tiempo. Y seguí esperando hasta que mi corazón ya no volvió a latir a la misma velocidad acostumbrada, por culpa de tus encantos y de tus ojos que seguían enamorándome hasta el éxtasis, aún más... ¿aún más?... es imposible....
Y fui suya bajo el silencio de la oscuridad y la complicidad perpetua del tacto, al tiempo que sus labios aventureros recorrían mi cuellos débil, y en mi cabeza se entonaba una sinfonía de locura.
Y fui suya contra la voluntad de mi voluntad, como el fue y seguirá siendo mio, hasta que sucumba en la delicia de la muerte que no quiero conocer.
fuimos uno: él, yo y el silencio. Me convertí en una mártir del deseo enamorada, en un fantasma vagante del pasado que continúa rondando el presente y hurgando entre las patrañas del futuro, mas algo ocurre...¿qué pasa?...todo se desvanece, se vuelve borroso y desaparece para siempre, con mis recuerdos...
¿¡Qué ocurre!?
¿Dónde quedaron los sentimientos que provoca mi corazón en delirio?
¿Es la hora de la muerte?....
Nada ocurre, solo decidí abrir los ojos, dejar que mi sueño mal logrado se desvanezca con los albores de la mañana.... desperté llorando, sola en mi habitación.
Recordé de pronto, que al que amé esa noche, se había marchado de mi lado hace más de veinte años, para ya nunca retornar...mientras yo seguía esperando a que alguna día mis ojos desistieran la travesía de despertar y me quedara enjaulada en lo onírico con él.
ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER
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