Entre corazones destrozados salió el sol,
Y el mundo fue hermoso,
Como el amanecer temprano del deseo
Y la necesidad inconsecuente de libertad y
amor.
Soplaban caravanas de música exquisita,
Que secaban el trayecto de sus lágrimas
Traviesas, vergonzosas, desquiciadas,
dolorosas.
Llanto perenne del oscuro secreto prohibido.
Y había muerte en todos lados,
Destrucción por cantidades industriales,
Mas, el palpitar errante de la muerte,
Continuaba guiando sus pasos hacia el vacío.
Muerte, resurrección y pecado…
Se entonaban coros de ángeles endemoniados
Y versos concebidos en lo irremediable del
fracaso,
Amor entre carroña y ceniza,
Que pedía a gritos su expiación tardía.
Saludó la mañana y las estrellas dejaron de
alumbrar,
Mientras los caballos salvajes corrían sin
rumbo
Como los labios de ella en una abrupta colisión
Camino, simplemente a los que nunca debió
besar.
Y el polvo seco tomó forma conocida,
Levantando arabescos de ilusiones desmembradas,
Y hubo luz, luz de esos ojos funestos
Que alguna vez le robaron la razón.
Muerte, resurrección y pecado…
Entonces se firmó la guerra,
Ella vistió su armadura y atacó.
Los ríos de sangre devastaron la tierra,
Y esa intermitente luz de un momento a otro,
se apagó.
Ya no habría más puntos suspensivos,
La causa de sus desdichas estaba extinta,
Y por fin una
batalla ganada, batalla amarga,
Amarga victoria, victoria sin sentido. ..
Volaron los cuervos sobre los cadáveres esparcidos,
Sacándoles los ojos para que no pudieran ver
El desfile de armamentos más pobre que ha
existido
Tras ganar una guerra que se debía perder.
Ella lloró todavía una eternidad,
Y nunca se volvieron a levantar los corazones
caídos,
Arrastrados hacia lo incierto por ser
sensatos
Cuando la sensatez nunca fue más innecesaria.
Había tristeza en su mirada obsoleta,
Sequía por todo su cuerpo con resquebrajos de
heridas.
Dolor, hambre, desesperación, deseo,
Y tumbas de besos erosionadas por el tiempo.
Muerte, resurrección y pecado…
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