Y
un día tembló la ingenuidad,
Cuando
más tierna dormía la ilusión,
Atacó
la sapiencia sin impunidad,
Sobre
lo menesteroso de tenerte en la habitación.
Y
así fue aumentando tortuosa la ansiedad,
Por
profesar sin tapujos tanta devoción,
Perdiéndome
en la mixtura de infierno y divinidad
Porque
cuando tocaste mi cara, perdí mi absolución.
Maligna
la concepción de toda esta poesía lisonjera,
Contando
vaticinios de bizco aguacero prematuro,
Sin
mostrar la naturaleza que dedujera
La
finalidad de seducir a un amor ya maduro.
Cansado
el suspiro en el tiempo se hubo congelado.
Y
por la cacería se condensa bilis espesa,
Tras
dejar reposando frío y en el lecho tirado,
Mi
más reciente y última presa.
Cómo
iba a saber yo ¡Oh condena!
Que
terminaría hablando tonterías purulentas,
Engatusada
de nuevo por una fantasía terrena,
Entrelazada
de palabras baratas en venta.
Cómo
iba a imaginarme que amaría,
Cómo
iba a tener eso en cuenta,
Cómo
iba a saber que en tus brazos moriría,
Porque
mi deseo tu nombre frecuenta.
Dime,
cómo iba a ser capaz de prevenir,
Que
con tus ojos me alejaría del pasado,
Que
con tus labios, sin querer volvería a sentir,
Cosas
que ya creía haber olvidado…
¿Cómo?
ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER
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