¿Cuándo volverás? Siguen pasando los años y el futuro que
alguna vez imaginamos, no parece llegar ¿Cuándo volverás? Porque esta princesa
permanece en la torre esperado el regreso de su caballero gallardo y de
esperanzas poco le ven quedando. ¿Cuándo volverás? Que aquí te espero. Te sigo
esperando con el corazón como ofrenda para que te decidas quedar. Te entrego
mis escasas horas de sueño para velar el tuyo a cambio de verte a mi lado el
resto de los años que aún tenemos por gastar, pero juntos, los dos, como debió
ser desde un principio: tuya y mío.
Aquí, postro mis ilusiones a tus pies, porque si no las
quieres, destrúyelas pronto y no vuelvas a hablarme, pero si las quieres, no
las maltrates, pues llevan mucho tiempo guardadas solo para ti que ya casi les
cuesta respirar. Las entrego a su dueño.
¿Cuándo vendrás?
Las noches se hicieron tormentosas desde que no tuve tus
manos entrelazadas con las mías para poder caminar sin rumbo por las calles de
la cuidad. Son simplemente noches cargadas de frío y llenas de miedos al
traerme entre susurros vaticinios sobre un final sin ti. Son noches sin sueño y sueño sin dormir, como
este amor sin dueño y el dueño que todavía no quiere venir. ¿Cuándo vendrás?
Esta vez, soy solo yo, sin boato ni opalescencia, sin todos
los caminos pedregosos de mil porqués, sin escudos ni armas, ni batallón, solo
yo la que pide que vuelvas ¡Qué vuelvas a reclamar lo que es tuyo! Conquista
mis soberanías y sus colonias. Vuelve aunque sea para saber a qué sabe besarme
y a qué se parece una caricia entregada con amor.
Descongela las sábanas del pasado y vivamos felices, esta
vez, sin volvernos a separar.
Vuelve y te demostraré mi devoción por ti, porque los años
han pasado, sin embargo, sigo con un amor sin envejecer, más maduro, condensado
si se quiere, a fuego lento con lágrimas de felicidad por el tiempo compartido
y de amargura tras verte partir. Un amor ya no tan joven, sin los prejuicios
irracionales que se traen a cuestas cuando se tiene 16.
Vuelve porque te echo de menos y duele mucho no tener
noticias de tu nombre.
Vuelve aunque sea para decirme adiós, pero no me dejes en
suspenso la vida: arráncamela o déjame vivirla mirando tus ojos. ¿Cuándo volverás?
Ven y agita los
mares de racionalidad que me atan a la cordura y con eso a la cobardía.
Lancémonos al vacío y si hemos de morir que sea riendo: uno al lado del otro,
beso contra beso, mi todo por tu todo, mis manos por tus días y mis días por tu
sonrisa.
Dime si me extrañas, pues aquí las horas se detuvieron
desde que tu sombra desapareció y tu ausencia cada vez pesa más. ¿Piensas en mí
como antes? ¿Recuerdas las promesas que nos hicimos? Entonces ¡Por qué no has
vuelto! ¿Cuándo vendrás?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario