Te esperé porque quise
esperarte, mientas el café se convertía en hielo y el humo empezaba a
disiparse, a sabiendas que no llegarías porque quizás qué excusa, pero no
llegarías.
Te esperé porque lo único que
tenía por perder era el tiempo, lo que nunca supe es que el tiempo traía de
polizón al amor y a medida que el día se
extinguía, el amor pataleaba por un poco de expiación, arrepintiéndose a último
minuto de haber apostado a perder.
Te esperé porque pensé que el
haber movilizado al mundo entero con tal de que el tuyo cobrara sentido,
tendría algo de valor para ti, pero no, simplemente te facilitaron las cosas y
no diste ni siquiera las gracias.
Si quieres una amiga, desisto
de tu oferta, porque no se puede concebir una amistad cuando en el pecho arde un
hoguera tan grande que es capaz de alumbrar a toda la cuidad, ni menos cuando,
por tu causa, puse en riesgo otras tantas amistades.
Si quieres jugar, perfecto,
pero yo nunca pierdo.
Te esperé porque quise creer
que te gustaba algo más de mí que todo el conocimiento que traigo. Sin embargo,
no tienes idea de lo oscuro que puede llegar a ser; si quieres saber qué sé: sé destruir conciencias y muy bien, al punto de no mover un dedo y cobrar tu vida con solo
parpadear.
Te quise, pese a todos los intentos
del destino de hacerme desistir, mas, te quise igual, y porque te quise, me
quedé aquí esperando.
Y ahora entiendo que no era
menester, sino una fantasía, por esa extraña necesidad de competir…Siempre
competir: No podía imaginarte en ningunos otros brazos, sino los míos
Te quise porque me hiciste
quererte o me vas a decir que nunca fue tu intención representar tal galantería
cada que veías mi figura por la puerta principal, o que no se te acelera el
corazón cuando, a lo lejos, oías el retumbar de mis tacones.
Pero ya no…Sí te esperé, sí te
quise, sí movilicé al mundo, sí soy siniestra por dentro, así que desenfunda
tus mejores armas, pues el juego acaba de empezar.
ESCRITORIO POR: FRANCISCA KITTSTEINER
No hay comentarios.:
Publicar un comentario