martes, 30 de agosto de 2016

PAROXISMOS





Paroxismos... De todo paroxismos.... Recuerdos, amores, penas, éxitos, caminos, pesadillas, sueños, vidas pasadas, el invierno, el verano, la oscuridad y el día, Navidad y Año nuevo, ojos, sonrisas, el doppelganger.  Se repite.

Hay un patrón,  como secreciones en pulsos emitidos desde los recodos del universo, detenidos en el estrato basal del origen de la vida: A ti se te asigna tal y cual patrón, con tales y cuales ciclos que, o pueden fluir eternamente o detenerse en cierto punto. El mío sigue fluyendo, pero ya sé lo que viene.

De vez en cuando, un punto de inflexión da un giro en un par de grados a las repeticiones, cosa de despistar, empero es sólo eso, una forma de pasar desapercibido porque cambiar el formato del patron, el que está a cargo del molde, sea quien sea o lo que sea, no lo quiere hacer. Es un trabajo titánico, así que antes correrse la voz, se resuelva el misterio y la fachada del "destino predispuesto" se vaya a la mierda, cambia el cuento, sin embargo en sutilezas.

" Si vas a hacer algo, hay que hacerlo bien desde el principio, sino que no se haga" Siempre lo he dicho y parece que este personaje también.


Diez años se demora el mío en volverse circular. Vamos a mediados del cuarto año (Justo cuando te encontré tiempo atrás. A mediados del cuarto año.) Hasta aquí no ha habido excepción para nada, lo bueno, lo malo, el recambio de personas: Una amigo se va, se forma un amigo nuevo. Un amor se va, un amor renace. Se decide el cambio en lo conocido para lanzarse al azar. Se fantasea con los Príncipes azules de los cuentos infantiles...Sacramentalmente lo mismo.

 Fue un buen año aquel y este no está en desmedro, por eso reviven las esperanzas calcificadas, precisamente por el vaticinio de la recurrencia. Hasta el cáncer recurre, no lo va a hacer la vida. Dos más dos.

La forma y la sospecha de hechos tan familiares y las probabilidades que aumentan con cada letra, llegando muy cerca del 100%, la condición misma del tópico a tratar, y las respuestas inconscientes, ratifican mi teoría.
Quizás, así se puede corregir donde se erró, retornar la vía y absolver los pecados.

 Puede ser una expiación tardía entregada por piedad a las víctimas de este juego. ¿Alguien más se habrá dado cuenta?... ¿Qué pasa si ya sé  lo que viene mañana?...


La gloria y la magestad de transgredir los límites por probar valía, subiendo la vara poco a poco hasta el cielo, porque nunca es suficiente, salen a escena seduciendo a los menesteres pospuestos, alegando su cumplimiento tardío, convirtiendo inestable el piso aunque tan tentador que es inevitable unírseles en el baile con ritmo de cuatro cuartos y la chance de caer.

Mediados del cuarto año... ¿Cuándo  volverás a aparecer? En Octubre o Noviembre, tan segura no estoy, pero por esas fechas fue la última vez. Advierto que, debes decir la primera palabra (De nuevo), porque está condición de enraizarse cuando se tiene que correr con desespero,  no ha desaparecido, menos las suturas de los labios que obligan al mutismo cuando necesito gritar lo que te quiero (¡Por la cresta!).


Tan parecido. Las mismas huellas, más pequeñas y vacilantes, sinuosas a ratos y sin arrepentirse jamás (Mentira. Se aprende con los años), desplegadas en la arena para caminarlas con determinación, sin tortuosidadas, segura de la decisión correcta sin recriminación ulterior.
Quiero ver ojos sinceros guardianes del alma que le hace falta a mí alma, repletos de inocencia amalgamada con perversión en la dosis justa, las brasas del infierno sofocadas con agua bendita. Tan similares los dos...

 En una de esas sigue estacionado entre Octubre y Noviembre de este, el cuarto año y una mitad del tercer ciclo con olor a magia vieja circundante en  el aire y susurros de retorno.

Pon tus cartas en la mesa y empecemos la partida.

Ahora ya sé cómo jugar.


ESCRITO POR: FRANCISCA KITTSTEINER




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